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Depresión e ira

Cómo la irritabilidad y la ira pueden ser señales de depresión en niños y adolescentes.

Escrito por: Caroline Miller

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Solemos pensar en la depresión como una forma de tristeza prolongada: estar “decaído” durante un preocupante largo tiempo. Pero la depresión también puede adoptar la forma de irritabilidad en niños y adolescentes. Y la irritabilidad, es decir, la tendencia a reaccionar con enojo ante pequeñas molestias o provocaciones, puede dar lugar a todo tipo de reacciones, desde arrebatos de ira en los niños más pequeños hasta comentarios cortantes o sarcásticos en los adolescentes.

“Lo que vemos con los niños más pequeños y los adolescentes es que siempre se sienten molestos o al límite”, explica Lauren Allerhand, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute. “Siempre parecen estar un poco frustrados, como si se estuvieran cociendo a fuego lento bajo la superficie”.

En algunos niños, la irritabilidad sustituye al estado de ánimo depresivo, que consideramos el síntoma definitorio de la depresión. En otros, aparece junto con el sentimiento de desánimo. “Lo que más veo son niños que experimentan ambas cosas”, añade la Dra. Allerhand. “Es como una incapacidad de experimentar emociones positivas. Se mueven entre esta irritabilidad y el bajo estado de ánimo”.

La Dra. Allerhand señala que puede ser útil para los padres saber que la ira puede ser lo que se llama una “emoción secundaria”. Eso significa que para algunas personas (niños o adultos) es más fácil experimentar ira que tristeza, pérdida o dolor. “El lugar de la ira suele ser externo”, señala, por lo que puede ser más fácil enojarse con quienes nos rodean que reconocer algunos sentimientos negativos muy dolorosos. Tiene sentido, por lo tanto, que los niños que sienten una profunda tristeza expresen ira en su lugar.

¿Cómo luce la irritabilidad cuando es parte de la depresión?

Hay muchas cosas que pueden provocar irritabilidad e ira en los jóvenes. ¿Cuáles son los signos de que estos estados de ánimo negativos podrían estar asociados con la depresión?

Si la irritabilidad es constante en lugar de temporal. Esperamos cierto nivel de irritabilidad de los adolescentes en general, especialmente cuando se les pide que hagan algo que no quieren hacer, como dejar el teléfono y unirse a la familia para cenar. Pero ese tipo de irritabilidad o enojo típico es intermitente y está provocado por algo específico.

“Sin embargo, si la irritabilidad es la principal forma de ser de un adolescente a lo largo del día —dice la Dra. Allerhand—, y no solo se manifiesta en casa, sino también en la escuela o en otros entornos, podría estar relacionada con un trastorno del estado de ánimo más que con una circunstancia ambiental.”

Si la irritabilidad va acompañada de otros síntomas de depresión. Además del estado de ánimo deprimido o la irritabilidad, un niño tendría que presentar al menos cuatro de estos síntomas para ser diagnosticado con depresión:

  • Perder el interés por las cosas que antes disfrutaba.
  • Sentirse inútil, decir cosas negativas sobre sí mismo.
  • Falta de energía, sensación de cansancio o pereza.
  • Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
  • Aumentar o bajar de peso y cambios en el apetito.
  • Dificultad para dormir o dormir demasiado.
  • Pensar en el suicidio o intentarlo.

La irritabilidad junto con una alta energía podría ser causada por la ansiedad. La depresión generalmente viene acompañada de bajos niveles de energía. Así que cuando la irritabilidad se presenta con altos niveles de energía, o va acompañada de muchos comportamientos preocupantes, la Dra. Allerhand dice que es más probable que esté asociada con ansiedad. O, en algunos casos, puede ser un signo del trastorno bipolar. “Yo miraría primero la ansiedad —dice— a menos que hubiera una historia familiar muy fuerte de bipolaridad o algunos indicadores muy fuertes, porque eso es mucho menos común”.

Si la irritabilidad es explosiva, podría tratarse de TDDEA. Cuando un niño tiene arrebatos explosivos de ira de manera regular y con poca provocación aparente, puede tener el trastorno relativamente nuevo llamado trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo o TDDEA. “Estos son los niños que van de cero a cien, lanzando cosas, pegando (esas rabietas realmente grandes que son grandes exhibiciones)”, señala la Dra. Allerhand. El tipo de irritabilidad que se asocia con la depresión es más bien un estado de nerviosismo constante y una propensión a querer atacar o arremeter verbalmente contra alguien. El TDDEA suele aparecer antes de los diez años, pero no se diagnostica en niños menores de seis, ya que las rabietas son habituales en niños muy pequeños.

Qué hacer si está preocupado

Si usted se pregunta si la irritabilidad o el enojo que observa en un niño o adolescente pudiera ser un signo de depresión, la Dra. Allerhand tiene estas recomendaciones:

Hable con ellos sobre cómo se sienten. Si su hijo parece inusualmente irritable, es posible que haya algo que esté desencadenando su comportamiento. Un buen punto de partida es tener una conversación con ellos para ver si hay algo en la escuela o en casa que les está causando estrés.

“Empiece con algo abierto como: ‘¿Cómo te has sentido últimamente? Sé que las cosas han sido difíciles”, sugiere. “Vea qué dice el niño. Si está dispuesto a hablar de cómo se siente, ¡genial! Los padres deben escuchar y validar sin pasar inmediatamente a la resolución de problemas, a menos que el niño pida específicamente que lo ayuden a resolverlo”.

Si el niño no responde a los primeros intentos, la Dra. Allerhand aconseja a los padres dejarlo pasar y hacer saber al niño que siempre están disponibles para hablar. “Yo recomendaría hacer esto a menudo (incluso a diario) para que acudan a usted cuando estén preparados”, dice. “Esto no debe ser una lucha de poder, o los niños nunca querrán compartir”.

Si es menos que constante, intente ignorarlo. Si la irritabilidad de su hijo parece desencadenarse por cosas que no quiere hacer, o está irritable por la mañana pero agradable por la tarde, es menos probable que sea señal de un trastorno del estado de ánimo. “Si es más pasajero y no ocurre todo el tiempo, yo lo ignoraría lo más posible”, aconseja la Dra. Allerhand. “Es mejor evitar decir cosas como: ‘Eso es una falta de respeto’, o ‘no me hables así’. Cualquier tipo de llamada de atención de ese tipo va a aumentar la probabilidad de que ocurra con más frecuencia eso que usted no quiere”.

Por otro lado, elogie el comportamiento que sí quiere ver: “Cada vez que vengan a la mesa y se sienten y le digan una palabra, dígales: ‘Muchas gracias. Me encanta que cenes con nosotros’. Sin sarcasmos tampoco”.

Si solo ocurre en casa, probablemente no deba preocuparse. Incluso si un adolescente está irritable la mayor parte del tiempo en casa, pero está contento en la escuela o en otros ambientes, entonces es más probable que sea la típica irritabilidad adolescente más que un trastorno del estado de ánimo, sugiere la Dra. Allerhand.

Los adolescentes tienden a dirigir el enojo y la irritabilidad hacia los padres, ya que desahogarse es menos riesgoso donde se está más seguro. “Formar relaciones sólidas con los compañeros es una gran prioridad para los adolescentes. Y si están irritables y se desahogan con las personas, generalmente los demás no querrán ser sus amigos. Así que a menudo los niños se reservan para las personas con las que tienen relaciones más seguras”, añade la Dra. Allerhand.

Y como los padres tienen el control de gran parte de la vida de los niños (incluso de los adolescentes), son un blanco muy fácil para la irritabilidad y la ira.

Hable con un profesional de la salud mental

Si la irritabilidad y el enojo de su hijo son un patrón que se repite todos los días, durante más de un par de semanas, y tanto fuera de casa como con la familia, es una buena idea consultar a un profesional de la salud mental. Especialmente cuando se detecta a tiempo, la depresión es muy tratable. El tratamiento para la depresión incluye tanto la medicación como formas especializadas de terapia cognitivo-conductual que se centran en ayudar a los niños a aprender a afrontar las emociones difíciles.

La última revisión de este artículo se realizó el 11 de enero de 2023.