Saltar al menú principal Saltar al contenido Saltar al pie de página

Lo sentimos, la página que busca no tiene versión en español. Puede hacer una nueva búsqueda o visitar la página de Temas populares.

¿Qué es el trastorno negativista desafiante?

Cuando el comportamiento disruptivo crea una brecha entre padres e hijos.

Escrito por: Rachel Ehmke

Experto clínico: Dave Anderson, PhD

in English

Cuando los padres comienzan a buscar problemas de conducta en Google, tiende a surgir una frase: trastorno negativista desafiante. Es fácil ver por qué. “Las palabras ‘negativista’ y ‘desafiante’ aparecen en el vocabulario de los padres con bastante frecuencia”, dice Dave Anderson, PhD, psicólogo clínico del Child Mind Institute. “Es uno de los diagnósticos mejor nombrados que existe”.

Ya sea que su hijo tenga el trastorno negativista desafiante (ODD, por sus siglas en inglés) o no, puede ser útil aprender sobre el trastorno. Esto se debe a que las estrategias de manejo del comportamiento que se utilizan en su tratamiento son técnicas basadas en evidencia que todos los padres se beneficiarán de conocer.

¿Qué es el trastorno negativista desafiante?

Es normal que los niños tengan un comportamiento de oposición y se muestren desafiantes al menos algunas veces. De hecho, es una señal de desarrollo saludable. Entonces, ¿cuándo se puede decir que un niño tiene el trastorno negativista desafiante? El diagnóstico no se debería dar, por ejemplo, a un niño que acaba de descubrir que su nueva palabra favorita es “no”.

Por lo general, el ODD es diagnosticado en niños de primaria y deja de ser diagnosticado en la adolescencia. Los niños con ODD tienen un patrón bien establecido de problemas de conducta. Los síntomas incluyen:

  • Estar inusualmente enojado e irritable.
  • Perder la calma con frecuencia.
  • Molestarse con facilidad.
  • Discutir con figuras de autoridad.
  • Negarse a seguir las reglas.
  • Molestar deliberadamente a los demás.
  • Culpar a otros por los errores.
  • Ser vengativos.

Todos los niños pueden tener estos síntomas de vez en cuando. Lo que distingue al ODD del comportamiento de oposición típico es qué tan grave es y durante cuánto tiempo se ha estado manifestando. Un niño con ODD debe haber estado teniendo problemas de comportamiento extremo durante al menos seis meses.

Otro sello distintivo del ODD es el costo que tiene para las relaciones familiares. Las frustraciones cotidianas habituales (instrucciones ignoradas, discusiones, arrebatos explosivos) se acumulan con el tiempo, y estas interacciones negativas dañan la relación entre padres e hijos y refuerzan los patrones de comportamiento hostiles.

Crianza bajo fuego

“Los niños con problemas de conducta empujan a los padres hacia los extremos”, dice el Dr. Anderson. Ejercen presión sobre los padres para que se vuelvan permisivos o para que se vuelvan hipercoercitivos, con la esperanza de que un mayor control haga que el niño escuche”.

Ninguno de estos extremos constituye una crianza ideal. Nunca es la intención de los padres reforzar el mal comportamiento, y a menudo no nos damos cuenta cuando lo hacemos. Estos son dos escenarios comunes:

  • Le dice a su hijo que deje de jugar y se prepare para ir a la cama. Él ignora sus dos primeras solicitudes. A la tercera vez que le dice al niño que lo haga, usted está tan enojado que grita.
  • Le dice a su hijo que deje de jugar y se prepare para ir a la cama. Él hace un berrinche porque quiere seguir jugando. Usted no quiere que esté tan agitado antes de ir a dormir, por lo que cede y dice que puede jugar otros diez minutos, pero que luego tiene que irse a la cama.

En el primer escenario, su hijo aprende que gritar es una forma aceptable de transmitir un mensaje. De manera un poco más sutil también podría estar aprendiendo que puede seguir ignorando esas primeras peticiones: cuando la situación se intensifica es cuando es claro que usted habla en serio.

En el segundo escenario, su hijo ha aprendido que hacer un berrinche puede darle algo que él quiere, por lo que será más probable que lo haga de nuevo en el futuro.

Ambos escenarios pueden estar preparando a las familias para futuros conflictos, y cuanto más se repiten, con mayor facilidad se vuelven patrones familiares de comportamiento difíciles de romper. Su hijo no tiene que tener ODD para que estos escenarios sucedan, pero las interacciones negativas repetidas como estas hacen que sea mucho más probable que se diagnostique un trastorno del comportamiento.

Y así como los padres no son necesariamente los culpables, tampoco lo son los niños, dice el Dr. Anderson. “Sin ningún esfuerzo consciente del niño, aprende a través de cientos de ensayos que esta es una forma de seguir obteniendo lo que quiere”.

Esto también explica por qué es posible que los niños con ODD se comporten peor en casa. El Dr. Anderson señala: “Los niños con ODD tienden a tener un mayor comportamiento de oposición con las personas que conocen bien, en parte porque las formas de proceder están muy desgastadas. Mientras que en un lugar como la escuela, donde por lo general el niño tiene menos control sobre su entorno, puede que el tipo de comportamientos que son comunes al ODD no les den los resultados esperados”.

TDAH y otros factores de riesgo

La superposición entre niños que tienen TDAH y que también se les diagnostica ODD es muy alta. Dependiendo del estudio, entre el 30 y el 50 por ciento de los niños con TDAH también podrían tener ODD.

El Dr. Anderson explica la conexión de esta manera: “Los niños con TDAH están programados biológicamente para distraerse, ser impulsivos y tener dificultad para permanecer en un mismo lugar por un tiempo. Entonces, los niños con TDAH comienzan a hacer cosas que los padres perciben como fuera de los límites. Y luego, cuando esos niños reciben comentarios negativos, comienzan a estar aún más predispuestos negativamente hacia los adultos”. Estos patrones repetidos de interacciones negativas pueden conducir al desarrollo de ODD.

Pero otra manera de desarrollar ODD tiene que ver más con el temperamento del niño y podría ser evidente desde el principio. Los niños que tuvieron mucha dificultad para calmarse cuando eran pequeños y que continúan teniendo problemas para controlar sus emociones ante la frustración o la decepción de manera apropiada para su edad, a veces pueden desarrollar ODD. Los adultos en su entorno podrían estar más inclinados a adaptarse a sus demandas, con el fin de mantener el funcionamiento de la familia lo más armónicamente posible.

Los niños que han experimentado mucho estrés y trauma en su vida también son más propensos a desarrollar ODD.

Por qué es importante el tratamiento

Es importante recibir tratamiento para mejorar la relación padres e hijos, la cual es crucial para la salud y la felicidad de toda la familia. También es importante para el futuro de su hijo. Algunos niños superarán el ODD a medida que recen, pero otros continuarán teniendo problemas de conducta, lo que podría conducir a rechazo de parte de sus compañeros y dificultad para formar relaciones saludables, por no mencionar una discordia familiar continua.

También será menos probable que alcancen su potencial. Si algo no sale como quieren, pueden pensar que es culpa de cualquiera, excepto de ellos. El Dr. Anderson dice que también podrían “retirarse a los lugares donde saben que pueden obtener lo que quieren”. Eso podría significar que ellos intentan menos y a la vez presionan más a las personas que están más cerca de ellos (que son a quienes más les importan), lo que provoca relaciones aún más deterioradas”.

Un pequeño porcentaje de niños con ODD continúa desarrollando algo llamado trastorno de la conducta, que es un trastorno grave del comportamiento que incluye actos delictivos como robar, incendiar y herir a personas. Recibir tratamiento temprano mejora el curso de vida del niño.

Cómo luce el tratamiento para ODD

Los padres tienen un papel clave en el tratamiento del trastorno negativista desafiante. Esto podría ser sorprendente, ya que los niños son los que reciben el diagnóstico, pero en el ODD la relación padre-hijo debe ser reparada, lo que significa que ambas partes deben hacer cambios para volver a la normalidad.

Todos los programas tienen ciertos objetivos en común, como ayudar a los padres a encontrar el término medio entre ser demasiado autoritarios y demasiado permisivos. Un terapeuta conductual ayuda a los padres a aprender cómo guiar el comportamiento de sus hijos al establecer expectativas claras, elogiar a los niños cuando hacen lo que se les pide y aplicar consecuencias efectivas cuando no lo hacen. Los padres también aprenden a usar estas estrategias de manera consistente (una de las razones por las cuales las estrategias de manejo del comportamiento a veces no funcionan es porque los padres prueban técnicas diferentes y contradictorias, o no se apegan a un programa el tiempo suficiente para ver las recompensas). Los padres y los niños también aprenderán habilidades de resolución de problemas en las que pueden confiar cuando se encuentren con problemas.

Los programas de capacitación para padres podrían incluir sesiones conjuntas entre padres e hijo, o solamente para los padres. Otros programas son:

  • Terapia de interacción padres-hijos (PCIT, por sus siglas en inglés).
  • Capacitación en el manejo del comportamiento para padres (PMT, por sus siglas en inglés).
  • Adolescentes desafiantes (Defiant Teens, en inglés).
  • Programa de crianza positiva (Triple P, por sus siglas en inglés).
  • Los años increíbles (The Incredible Years en inglés).

Puede que los profesionales clínicos también recomienden capacitación en habilidades sociales para ayudar a su hijo a mejorar las relaciones con sus compañeros o la terapia cognitivo-conductual, si el niño está luchando contra ansiedad o depresión.

No existe un medicamento aprobado por la FDA para el ODD, pero los medicamentos a veces se usan como un complemento de la terapia conductual. Los medicamentos antipsicóticos como Abilify (aripiprazol) y Risperdal (risperdona), que se ha demostrado que reducen la agresividad y la irritabilidad, se utilizan con frecuencia en los casos en que el niño corre el riesgo de ser expulsado de la escuela o del hogar. Se podrían usar medicamentos estimulantes si el niño tiene una impulsividad excesiva, incluso en aquellos que tienen un diagnóstico de TDAH. Los antidepresivos (ISRS) pueden ser útiles si el niño tiene depresión o ansiedad subyacente.

Independientemente del plan de tratamiento que recomiende su terapeuta, los padres deberán brindarle mucho ánimo. “No se equivoquen, los niños no suelen despertarse de pronto con la idea de que desean que su comportamiento sea mejor y luego preguntar a todos los adultos en su vida cómo podrían hacer para cambiar”, advierte el Dr. Anderson. “Se mantendrán con cualquier comportamiento que funcione para ellos, incluso si no está funcionando tan bien”.

Pero una vez que la dinámica familiar comience a cambiar y los niños (y padres) comiencen a sentirse más seguros de su capacidad para llevarse bien, todos serán mucho más felices.

Preguntas frecuentes

¿Qué es el trastorno negativista desafiante en un niño?

El trastorno negativista desafiante (ODD, por sus siglas en inglés) es un trastorno del comportamiento infantil que provoca ira e irritabilidad extremas. Los niños con ODD suelen discutir con las figuras de autoridad y se niegan a seguir las reglas. Lo que diferencia al ODD del mal comportamiento normal es la gravedad y la duración. En el ODD, los problemas de comportamiento extremos duran al menos seis meses.

La última revisión de este artículo se realizó el 4 de mayo de 2023.