Usted puede ayudar a un niño enojado a calmarse al validar sus sentimientos y escucharlo de manera activa para entender lo que le molesta. Su atención es la herramienta más poderosa, por lo que es útil prestarle mucha atención positiva a su hijo en cuanto haga algo para calmarse: “¡Me gusta que hayas hecho una respiración profunda!”.
Cómo ayudar a los niños a calmarse
Técnicas para ayudar a los niños a regular sus emociones y evitar comportamientos explosivos.
Expertos clínicos: Lindsey Giller, PsyD , Stephanie Samar, PsyD , Dra. Natalie Weder
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo pueden los padres ayudar a los niños a calmarse?
- ¿Cómo pueden los niños aprender a comprender sus sentimientos de mejor manera?
- ¿Cómo puede usted facilitar que los niños se comporten?
Lectura rápida
Algunos niños tienen sentimientos fuertes que no pueden controlar, y por eso hacen berrinches y rabietas. Esto se llama desregulación emocional. La buena noticia es que hay muchas técnicas que los padres pueden enseñar a sus hijos para calmarlos.
Un primer paso importante es enseñar a los niños a notar sus emociones y nombrarlas. Si pueden decirse a sí mismos “me estoy sintiendo enojado”, podrán controlar ese sentimiento antes de golpear a alguien o tener una crisis. Es importante que los niños sepan que los sentimientos fuertes son normales y validar lo difíciles que pueden ser.
Si el mal comportamiento de un niño es un asunto menor, a menudo lo mejor es ignorarlo. La otra cara de esto es elogiar mucho al niño cuando logre controlar bien sus sentimientos, incluso si se trata de algo pequeño como el hecho de haber respirado profundamente.
A menudo, pasar de una actividad a otra es especialmente difícil para los niños. Intente darles una advertencia: “En 15 minutos vamos a sentarnos a cenar, así que tendrás que dejar de jugar”. También puede ayudar darle opciones al niño: “Puedes venir al supermercado conmigo o quedarte en casa con mamá”.
También puede intentar hacer planes juntos para manejar las situaciones molestas. Por ejemplo, si su hijo se enoja a menudo por las normas más estrictas de la casa de sus abuelos, puede hablar con él antes de una visita acerca de cómo podría manejar esos sentimientos difíciles. Si su hijo hace un berrinche, hable con él después sobre lo sucedido y qué podría haber ayudado.
Por último, destine un momento cada día a que su hijo elija una actividad que puedan hacer juntos. Saber que contarán con ese tiempo juntos puede reducir el estrés que podría sentir durante el resto del día. Un tiempo especial constante con usted también les recuerda a los niños que usted los quiere pase lo que pase, incluso en los días difíciles.
Muchos niños tienen dificultades para regular sus emociones. Berrinches, arrebatos, quejarse, ser desafiantes, pelear: todos estos son comportamientos que vemos cuando los niños experimentan sentimientos poderosos que no pueden controlar. Si bien algunos niños han aprendido a portarse mal porque así obtienen lo que quieren (atención o tiempo en el iPad), otros niños tienen problemas para mantener la calma porque son inusualmente sensibles.
La buena noticia es que aprender a calmarse en lugar de portarse mal es una habilidad que se puede enseñar.
¿Qué es la desregulación?
“Las reacciones de algunos niños son simplemente mayores que las de sus compañeros, hermanos o primos”, explica Lindsey Giller, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute. “No solamente sienten las cosas con mayor intensidad y rapidez, sino que a menudo se tardan más en recuperar la calma”. Los sentimientos insólitamente intensos también pueden hacer que un niño sea más propenso a comportamientos impulsivos.
Cuando los niños están abrumados por los sentimientos, agrega la Dra. Giller, el lado emocional del cerebro no se está comunicando con el lado racional, el cual normalmente regula las emociones y planifica la mejor manera de lidiar con una situación. Los expertos lo llaman estar “desregulado”. No es efectivo tratar de razonar con un niño que está desregulado. Para discutir lo que sucedió, usted debe esperar hasta que las facultades racionales de un niño vuelvan a estar “en línea”.
Repensar las emociones
Los padres pueden comenzar por ayudar a los niños a comprender cómo funcionan sus emociones. Los niños no pasan de la calma al llanto en el piso en un instante. Esa emoción se construyó con el tiempo, como una ola. Los niños pueden aprender a controlarse al darse cuenta y nombrar sus sentimientos antes de que la ola se vuelva demasiado grande como para lidiar con ella.
Algunos niños son reacios a reconocer las emociones negativas. “Muchos niños crecen pensando que la ansiedad, el enojo y la tristeza son emociones malas”, dice Stephanie Samar, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute. Pero nombrar y aceptar estas emociones es “una base para resolver problemas sobre cómo manejarlas”.
Los padres también puede que minimicen los sentimientos negativos, señala la Dra. Samar, porque quieren que sus hijos sean felices. Pero los niños necesitan aprender que todos tenemos una variedad de sentimientos. “Usted no quiere crear una dinámica en la que solamente estar feliz sea bueno”, dice ella.
Modele manejar sentimientos difíciles
“Para los niños más pequeños es útil que usted describa sus propios sentimientos y modele cómo los maneja”, señala la Dra. Samar. “Ellos lo escuchan cuando usted elabora estrategias para abordar sus propios sentimientos, cuando está nervioso o frustrado, y cómo lidiará con esto, y ellos pueden usar estas palabras”.
Para los niños que sienten como si esas emociones grandes fueran subiendo sigilosamente de intensidad, usted los puede ayudar a practicar cómo reconocer sus emociones, y modelar cómo lo hace. Intente clasificar la intensidad de sus emociones del 1 al 10, siendo 1 bastante calmado y 10 furioso. Si olvida algo que pretendía llevar a la casa de la abuela, usted podría reconocer que se siente frustrado y decir que está en un 4. Puede parecer un poco tonto al principio, pero les enseña a los niños a detenerse y darse cuenta qué están sintiendo.
Si ve que comienzan a enojarse por algo, pregúnteles qué sienten y qué tan molestos están. ¿Están en un 6? Para algunos niños más pequeños, una ayuda visual como un termómetro de sentimientos podría ayudar.
Valide los sentimientos de su hijo
La validación es una herramienta poderosa que ayuda a los niños a calmarse cuando usted les comunica que entiende y acepta lo que sienten. “La validación muestra aceptación, que no es lo mismo que estar de acuerdo”, explica la Dra. Giller. “No está juzgando. Y no está tratando de cambiar ni arreglar nada”. Sentirse comprendidos, explica, ayuda a los niños a liberar sentimientos fuertes.
La validación efectiva significa prestar toda la atención a su hijo. “Usted quiere estar en completa sintonía para poder notar su lenguaje corporal y sus expresiones faciales y realmente tratar de entender su perspectiva”, dice la Dra. Samar. “Puede ser útil reflexionar y preguntar: ‘¿Lo estoy entendiendo bien?’. O si en realidad no lo está entendiendo, está bien decir: ‘Estoy tratando de entender’”.
Ayudar a los niños mostrándoles que usted los está escuchando y tratando de comprender su experiencia puede ayudar a evitar un comportamiento explosivo cuando un niño está haciendo un berrinche.
Ignorar activamente
Validar los sentimientos no significa prestar atención al mal comportamiento. Ignorar comportamientos como las quejas, discusiones, el lenguaje inapropiado o los arrebatos es una forma de reducir las probabilidades de que estos comportamientos se repitan. Se llama “activamente” porque está llamando la atención de manera visible.
“Se trata de voltear la cara, y a veces el cuerpo, o salirse de la habitación cuando su hijo muestra comportamientos negativos menores, con el fin de retirar su atención”, explica la Dra. Giller. “Pero la clave de su efectividad es que, tan pronto como su hijo haga algo digno de elogio, volver a prestarle su atención”.
Atención positiva
La herramienta más poderosa que los padres tienen para influir en el comportamiento es la atención. Como dice la Dra. Giller: “Es como un dulce para sus hijos”. La atención positiva aumentará los comportamientos en los que se está enfocando.
Cuando esté tratando de dar forma a un comportamiento nuevo para su hijo, usted quiere elogiarlo y prestarle mucha atención. “Así que realmente concéntrese en eso”, agrega la Dra. Giller. “Sea sincero, entusiasta y genuino. Y asegúrese de ser muy específico, para estar seguro de que su hijo entiende lo que usted está elogiando”.
Cuando ayude a su hijo a lidiar con una emoción, observe los esfuerzos para calmarse, por pequeños que sean. Por ejemplo, si su hijo está en medio de un berrinche y usted lo ve inhalar profundamente, puede decir: “Me gusta que hayas respirado profundamente” y únase a él para hacer respiraciones profundas juntos.
Expectativas claras
Otra forma clave de ayudar a evitar que los niños se descontrolen es dejar claras sus expectativas y seguir rutinas constantes. “Es importante mantener esas expectativas muy claras y cortas”, señala la Dra. Samar, y transmitir reglas y comportamientos esperados cuando todos están tranquilos. Una estructura confiable ayuda a los niños a sentirse en control.
Cuando el cambio es inevitable, es bueno avisar con anticipación. Las transiciones son particularmente difíciles para los niños que tienen problemas con emociones mayores, especialmente cuando significa detener una actividad en la que están muy involucrados. Dar una advertencia antes de que ocurra una transición puede ayudarlos a sentirse más preparados. “En 15 minutos nos vamos a sentar a cenar, por lo que tendrás que apagar tu juego en ese momento”, sugiere la Dra. Giller. Aún puede ser difícil para ellos cumplir, pero saber qué sigue a continuación ayuda a los niños a sentirse más en control y a estar más tranquilos”, explica.
Dar opciones
Cuando se les pide a los niños que hagan cosas que probablemente no les entusiasman, darles opciones puede reducir las pataletas y aumentar el cumplimiento. Por ejemplo: “Puedes venir conmigo a comprar comida o puedes ir con papá a recoger a tu hermana”. O: “Puedes prepararte para ir a la cama ahora y podemos leer una historia juntos, o puedes prepararte para ir a la cama en 10 minutos y sin historia”.
“Dar dos opciones reduce la negociación que puede generar tensión”, sugiere la Dra. Samar.
Afrontamiento anticipado
Enfrentar las situaciones por adelantado es planificar de antemano algo que usted predice que puede ser una situación emocionalmente desafiante para su hijo o para ambos. Significa hablar sobre lo que sucederá cuando ambos estén tranquilos, ser directo sobre las emociones negativas que pueden surgir y elaborar estrategias para superarlo.
Si una niña se molestó la última vez que fue a la casa de la abuela porque no se le permitió hacer algo que sí puede hacer en casa, enfrentar por adelantado la próxima visita sería reconocer que usted vio que estaba frustrada y enojada, y conversar con ella sobre cómo puede manejar esos sentimientos. Podrían pensar en algo que se le permite hacer en la casa de la abuela y con lo cual puede divertirse.
Hablar de antemano sobre situaciones estresantes ayuda a evitar los berrinches. “Si usted prepara un plan por adelantado, aumenta la probabilidad de que termine en una situación positiva”, señala la Dra. Samar.
Resolución de problemas
Si un niño hace un berrinche, los padres a menudo dudan en mencionarlo más tarde, señala la Dra. Samar. “Es natural querer dejar eso atrás. Pero es bueno repasar lo sucedido brevemente, sin juicios”.
Repasar un evento anterior, digamos una pataleta en la juguetería, hace que el niño piense en lo que sucedió y a partir de allí elaborar estrategias sobre lo que podría haberse hecho de manera diferente. Si puede llegar a una o dos cosas que podrían haber llevado a un resultado diferente, su hijo podría recordarlas la próxima vez que empiece a sentirse abrumado.
Cinco minutos especiales al día
Incluso una pequeña cantidad de tiempo reservada de manera confiable, todos los días, para que mamá o papá hagan algo elegido por un niño puede ayudarlo a controlar el estrés en otros momentos del día. Es un momento para una conexión positiva, sin órdenes de los padres, ignorando cualquier mal comportamiento menor, simplemente atendiendo a su hijo y permitiendo que él esté a cargo.
Saber que puede esperar ese momento especial, podría ser de ayuda para un niño que está teniendo dificultades en la escuela, por ejemplo. “Estos cinco minutos de atención de los padres no deberían depender del buen comportamiento”, dice la Dra. Samar. “Es un momento, pase lo que pase ese día, para reforzar el ‘te amo sin condiciones’”.