Para hablar de problemas de salud mental, es importante identificar a qué tipo de dificultades se está enfrentando. Escribir los sentimientos puede ayudarlo a tomar perspectiva. Acérquese a alguien que sea comprensivo y pueda brindar apoyo, tal vez alguien de la familia o amigos. Y si usted cree que necesita más apoyo, un profesional de la salud mental puede ser de ayuda.
Cómo hablar de los problemas de salud mental
Cuando los adolescentes están teniendo problemas, hablar de ello puede ser difícil, pero hacerlo es el primer paso para empezar a sentirse mejor. Aquí les decimos cómo empezar este proceso.
Experto clínico: Jamie M. Howard, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Por qué es tan importante hablar de los problemas de salud mental?
- ¿A quién puedes recurrir si necesitas hablar de salud mental?
- ¿Cómo se puede hablar de la salud mental?
- ¿Qué consejos me puede dar para entablar una conversación al respecto?
Lectura rápida
El primer paso para conseguir ayuda es expresarse. Pero saber cómo empezar, con quién hablar y qué decir puede ser difícil. Aquí tienes algunos consejos que pueden ayudarte.
Cuando tengas problemas, puede ser útil identificar lo que sientes. ¿Estás triste? ¿Ansioso? ¿Más enfadado de lo habitual? Si escribes tus sentimientos, puedes hacerte una mejor idea de cómo te sientes. Utilizar un verificador de síntomas por Internet también puede ayudar. Pero es importante recordar que los resultados son sólo un punto de partida, no un diagnóstico.
Cuando estés preparado para hablar, contacta con alguien que creas que será comprensivo y te apoyará. Hablar con los amigos puede ser un buen punto de partida, pero no te quedes ahí. El objetivo debe ser encontrar a alguien que pueda ayudarte a encontrar tratamiento. Cuando estés preparado, entabla una conversación con uno de tus padres u otro miembro de la familia. Si no te sientes cómodo hablando con tu familia, habla con un profesor de confianza, un amigo de la familia, un médico o un líder de la comunidad.
Una vez que te hayas decidido, comunícale a la persona que te gustaría tener una conversación importante y privada. Si alguien no cumple, o la charla no sale como esperabas, no te quedes estancado en el intento. Lo importante es encontrar a alguien que pueda ayudarte.
Una vez que estés preparado para hablar, está bien que te lo tomes con calma. No pasa nada si no sabes qué decir o si no quieres contarlo todo de inmediato. Cuando hables, intenta ser muy claro sobre lo que sientes. No restes importancia a tus problemas. Por ejemplo, en lugar de decir “Últimamente me siento algo ansioso”, di “Me siento ansioso todo el tiempo. No he podido disfrutar de nada. No sé cómo hacer que pare. Necesito ayuda”.
Si estás en crisis, no esperes. Tu seguridad es lo más importante. Informa inmediatamente a tus padres, a un consejero o a un profesor si tienes pensamientos suicidas o temes que puedas hacerte daño a ti mismo o a los demás. También puedes ponerte en contacto con la Línea de Texto de Crisis enviando el mensaje HOME al 741741 o llamando a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio al 1-800.273.8255. O acude a tu servicio de urgencias local.
Cuando tengas problemas emocionales, lo primero que tienes que hacer es encontrar una manera de hablar de lo que estás sintiendo. Pero, para muchos de nosotros, puede ser muy difícil hablar con la gente sobre esto, y puede ser aún más difícil saber cómo empezar la conversación, con quién hablar y qué decir.
Tal vez esto de hablar con alguien acerca de tu salud mental no sea fácil, pero es una parte vital si quieres recibir ayuda. Pedimos consejos acerca de cómo empezar y navegar esta conversación a los miembros del Project UROK, un sitio web que ayuda a la gente joven a compartir sus experiencias con las enfermedades mentales, y a la Dra. Jamie Howard, psicóloga clínica del Child Mind Institute.
El estigma y el silencio
Según la National Alliance on Mental Health (NAMI), uno de cada cinco (página en inglés) adultos jóvenes tiene algún tipo de enfermedad mental, pero casi la mitad de ellos están luchando en silencio.
“Todos tenemos razones por las cuales nos cuesta pedir ayuda”, dice José Rivera, quien maneja las redes sociales del Project UROK. Hoy, José habla abiertamente de sus problemas con la ansiedad y con el trastorno dismórfico corporal, pero él sabe de primera mano lo difícil que puede ser empezar a hablar abiertamente de la salud mental. “Puede ser que hayas tratado de hacerlo anteriormente, pero la reacción que recibiste no fue buena y se te quedó impresa. O quizás simplemente no puedes encontrar las palabras para describir lo que estás sintiendo”. Pero, aunque el solo pensamiento de tener que compartir abiertamente lo que estás sintiendo puede darte miedo y ser agobiante, dice José, los beneficios que vienen al hacerlo son mucho mejores que estos sentimientos de miedo y agobio.
“Tú. No. Estás. Solo”, dice José. “Y una vez que empieces a pedir ayuda, te darás cuenta de eso. Eres un miembro de una comunidad más grande, y, verdaderamente, hay muchísima ayuda en ella”.
Para empezar
No existe una sola manera de hablar sobre los problemas con la salud mental. Pero, teniendo un plan, puedes hacer que el proceso sea mucho menos agobiante. “El hecho de simplemente reconocer que necesitas ayuda es algo muy poderoso”, dice Charlie Purdom, con el Project UROK, “Pero a veces, ir de decírtelo a ti mismo a decírselo a alguien más puede ser algo muy desafiante”. Aquí les damos algunos consejos para asegurarse de que la conversación sea más productiva:
- Escribe lo que estés sintiendo. A Charlie le ha servido la escritura para organizar sus pensamientos, especialmente antes de tener una conversación complicada. “Al escribir lo que estás pensando puedes formarte una idea más aclarada acerca de lo que quieres decir”, dice él. “Hasta puedes escribir un guión para estar preparado cuando llegue la hora la conversación, si crees que eso te ayudaría”.
- Encuentra una página web de revisión de síntomas. “Tener todos los hechos ayuda mucho”, dice Charlie. “Al usar un verificador de síntomas, como el de childmind.org, puedes tener una mejor idea de lo que estás sintiendo y también te puede dar un punto de partida para cuando hables con tus padres o con un terapeuta”. Recuerda que eso solo es un punto de inicio y que no sustituye a un diagnóstico profesional hecho por un profesional en salud mental.
- Avisa a la gente. Si has decidido hablar con alguien, avísales que quieres hablar seriamente con ellos y pídeles que reserven un poco de tiempo. Puedes decirle algo como “Hola, quiero hablar contigo de algo importante. ¿Tienes tiempo mañana para que hablemos tú y yo?”.
Con quién hablar
“No existe la persona “perfecta” con la cual podrás hablar”, dice la Dra. Jamie Howard. “Lo que importa es que encuentres a alguien con quien te sientas cómodo al hablar abiertamente y que sepas que te va a escuchar”.
- Elige a tus confidentes. “Puede sonar un poco aburrido, pero deberías escoger a alguien que sea amable”, dice Dior Vargas, coordinador de extensión comunitaria y el creador del People of Color and Mental Illnes Photo Project (página en inglés). Al hablar con gente de confianza quienes te entienden y te apoyan, podrás ayudarte a ti mismo a practicar y ganar confianza.
- Ve más allá de tus amigos. Puede ser que al hablar con tus amigos, ya sea en vivo o en línea, sea una buena manera de empezar este proceso, pero hay un límite de cuánto te pueden ayudar ellos. “En el último análisis, los amigos son una parte del proceso, pero ellos no te pueden conectar con los recursos que necesitas”, nota la Dra. Howard. La meta debería ser encontrar a alguien que te pueda ayudar a empezar el proceso de tratamiento.
- Encuentra a un adulto en el cual confíes. “Si puedes hablar con uno de tus padres, eso es maravilloso”, dice la Dra. Howard, “Pero muchos niños pueden ser reacios a hacerlo por muchas razones”.
Otros adultos con los que podrías hablar incluyen:
- Un maestro u otro adulto en la escuela con el que tengas una buena relación.
- Tu consejero académico o la enfermera de la escuela
- Un amigo cercano de la familia, un familiar u otro adulto con el que te sientas cercano
- Tu pediatra o doctor
- Tu terapeuta u otro tipo de profesional en salud mental
- Un líder comunitario o religioso.
“Lo importante es ser persistente”, dice la Dra. Howard. “No pares hasta que encuentres a alguien que te pueda ayudar”.
A la hora de tener la conversación
Una vez que estés listo para hablar con alguien, recuerda esto:
- Ve a tu propio ritmo. Si el pensamiento de tener que contarle a alguien lo que sientes te agobia, acuérdate que está bien ir más despacio. “Tú controlas cuánto vas a compartir”. Dice Dior. “Hablar de la salud mental toma mucho más que una sola conversación. No tienes que sentirte presionado a decir todo a la vez, o a una sola persona”.
- Pero tampoco minimices. Como sociedad, estamos acostumbrados a hacer que las cosas más serias suenen más ligeras de lo que son, pero esto puede dificultar la adquisición de la ayuda. Todos nos sentimos “tristes” o “ansiosos” a veces, dice la Dra. Howard, así que es importante que transmitas el mensaje al decir que lo que sientes es algo más serio que está afectando tu vida cotidiana. Por ejemplo, en vez de decir “Me he estado sintiendo un poco ansioso”, la Dra. Howard sugiere ser un poco más explícito. “Me siento ansioso todo el tiempo. Ni siquiera quiero ir a la escuela. No quiero salir de la casa ni ver a mis amigos. Creo que tengo un trastorno de ansiedad. Me siento verdaderamente solo y necesito ayuda”.
- Que no te preocupen mucho los tropiezos. Recuerda que el plan no tiene que ser un plan perfecto. “Piensa bien en lo que quieres decir, si puedes, pero si llegas a lo peor, está bien decir “Me siento terrible y no sé qué hacer”, dice la Dra. Howard. “Lo que importa es que estés diciéndole a la gente cómo te estás sintiendo y pedirles ayuda. Sabrás que lo has logrado una vez que te sientes con alguien que te pueda ayudar”.
¿Qué tal si la gente no responde positivamente?
La mayoría van a responder mejor de lo que piensas, pero si alguien no reacciona de la manera que tú esperabas que lo hicieran, no dejes que eso te desaliente. Ve con alguien más. “Queremos contar con la gente que nos quiere y que van a estar ahí para nosotros”, dice Dior, “pero no toda la gente en tu entorno va a responder de la manera adecuada”. Si parece que alguien no te está entendiendo, eso no significa que nunca te va a entender. A veces, la gente solo necesita un poco de tiempo.
Creando tu equipo
Tener un sistema de apoyo significa tener a gente con la que puedas contar de diferentes maneras. Un amigo puede servir como un escucha tolerante. Un padre puede servir como un buen respaldo al cual ir cuando tengas que tomar una decisión desafiante. Un profesional en salud mental es la clave para el tratamiento, pero “es bueno tener a varias personas en las que confíes”, dice la Dra. Howard. “Es bueno tener un sistema de apoyo diverso”.
Otras cosas que deberías considerar:
- Ten cuidado al tener demasiada conmiseración. “Ayuda mucho encontrar a las personas que estén pasando por lo mismo que tú”, dice la Dra. Howard, pero advierte que, al rodearte de gente que está constantemente considerándose, puede crear un efecto nocivo para tu recuperación. “Tienes que tener cuidado al buscar un sistema de apoyo que no te esté animando a los comportamientos poco saludables”.
- Encuentra un espacio seguro. Cuando estés buscando apoyo, busca las comunidades que estén vinculadas a tu identidad de una manera holística. “No todas las comunidades son seguras o buenas para todas las personas”, dice Dior. “Puedes encontrar a un grupo en salud mental que te ofrezca un tipo de apoyo, pero puede ser que este espacio no sea lo que necesites si eres una persona en el espectro de LGBTQ o una persona de color”.
- Evita a las personas que te hacen sentir peor. Fíjate cómo te sientes después de ciertas conversaciones. Si te das cuenta de que, al hablar con un amigo o un familiar en particular, te sientes peor, podrían no ser personas en quien confiar la siguiente vez.
Establece límites
Una vez que empieces a hablar de tu salud mental, es importante establecer límites para ti mismo. “No quieres que te defina tu salud mental”, dice la Dra. Howard, “Así que es importante decidir con quién quieres hablar y cuánto quieres revelar”.
- Conoce a tu público. Al ser selectivo acerca de con quién hablas podrás mantener el control de la conversación. “La charla debería ser un evento para el que hayas hecho planes anteriormente,” dice la Dra. Howard. Por ejemplo, si quieres contarles a tus compañeros cómo te sientes, puede ser que no sea el momento más apropiado en medio de una discusión de clase. En vez de hacer eso, intenta conversar con ellos durante el almuerzo.
- No compartas demasiado. Ser honesto acerca de tu salud mental es muy importante, pero no es una situación de todo o nada. “No debería ser el enfoque principal de todas tus conversaciones”, dice la Dra. Howard.
Ayudar a otros
Con solo hablar acerca de la salud mental, aunque sea con una persona, ayuda a quebrar el estigma, y, dice José, puede que te sorprendas al aprender que estás ayudando también a otros. “Cuando compartes estas cosas, no solamente te estás dando a ti una oportunidad para mejorar, pero también puede ser que estés formando un ejemplo para alguien que todavía está tratando de encontrar su voz”.
La seguridad primero
Hablar de las enfermedades psicológicas es un proceso, pero a veces, hay situaciones en las que necesitas ayuda inmediata. Si estás en crisis, no te esperes. Tu seguridad es la cosa más importante. Dile inmediatamente a un padre, terapeuta, o maestro si:
- Estás suicida o si tienes pensamientos suicidas
- Tienes miedo de hacerte daño o hacerle daño a alguien más
- Estás en algún tipo de peligro inmediato
También puedes mandar un mensaje a la línea de Crisis al 741741 con el mensaje HOME (Servicio solamente en inglés), o también puedes llamar a la Hotline de la prevención del suicidio al 1-888.628.9454 (en español). O puedes ir a la sala de emergencias local.