Apoyar a los niños significa ayudarlos a aprender a superar obstáculos por su cuenta. La permisividad significa debilitar su capacidad de resiliencia al protegerlos de los obstáculos, como dejar que eviten situaciones incómodas o ser inconsistentes con las reglas porque te sientes mal por sus dificultades.
Dar apoyo versus permisividad
Cómo saber qué ayuda y qué no cuando los niños tienen desafíos emocionales o del aprendizaje.
Experto clínico: Dave Anderson, PhD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Qué significa apoyar a los niños con sus desafíos?
- ¿Qué significa ser permisivos?
- ¿Cómo pueden los padres saber cuándo están ayudando y cuándo no?
Lectura rápida
Ser buenos padres significa apoyar sin ser permisivos. Pero suele ser difícil distinguir la diferencia. Esto es especialmente cierto cuando los niños están luchando contra un problema de salud mental o del aprendizaje. ¿Cómo saber si estás ayudando a tu hijo o limitando su crecimiento al hacer demasiado?
Los padres que apoyan a sus hijos les permiten ser más independientes. Trabajan con sus hijos a medida que ellos aprenden a superar los obstáculos. Brindar apoyo significa reconocer cómo se siente tu hijo, incluidas las emociones difíciles. También incluye modelar habilidades para enfrentar situaciones difíciles de manera saludable, y proporcionar estructura y expectativas claras. Dar muchos elogios a cualquier progreso (incluso a los pequeños pasos). Además, conseguir que los niños reciban ayuda adicional si la necesitan también es una forma de empoderarlos.
La permisividad, por otro lado, refuerza inadvertidamente el comportamiento no deseado. Todos los padres lo hacen en cierta medida, porque queremos proteger a los niños contra el dolor y las dificultades. Pero si los niños han de crecer, necesitan aprender a correr pequeños riesgos. Esto aumenta su confianza y los hace más independientes.
La permisividad incluye dejar que tu hijo evite situaciones incómodas. También se puede manifestar como ser inconsistentes con las reglas, porque te sientes mal por las dificultades de tu hijo. Otra cosa que no ayuda a los niños es protegerlos de las consecuencias naturales de sus actos.
A veces es difícil ver lo que los niños pueden manejar y lo que no. Una adolescente deprimida puede tener energía para hacer algo un día y no poder salir de la cama al siguiente.
Una forma de evaluar si tus expectativas son justas, es repasar una lista de cosas que les dificultan más las cosas a los niños. ¿Tal vez no han dormido o comido lo suficiente? ¿O no han tomado sus medicamentos? ¿Estás siendo inconsistente con tus expectativas? ¿Ha sido una semana difícil (acoso escolar, conflictos familiares, etc.)?
A veces las cosas les parecen imposibles a los niños, pero no son más que grandes desafíos. Ayuda que los padres puedan validar los sentimientos de los niños pero sin dejar de fomentar que lo intenten. Podrías decir: “Es normal sentir nerviosismo por algo así. ¿Qué te ayudaría a reducir tu ansiedad en este momento?”. O, “sé que esto es difícil, pero creo que podemos averiguar cómo ayudarte a manejarlo”.
¿Por qué los padres alimentan con cuchara a los bebés, pero esperan que un niño sano de cuarto grado coma sin ayuda? Simplemente porque los bebés no pueden hacer esto por su cuenta y los niños mayores sí pueden. Una de las formas básicas en que distinguimos lo que es dar apoyo de la permisividad es al evaluar lo que los niños pueden hacer. La progresión normal va desde el apoyo total al entrenamiento o la enseñanza y finalmente a la autosuficiencia.
Sin embargo, lo que es relativamente claro con niños que tienen un desarrollo típico se vuelve más difuso cuando los niños tienen discapacidades del aprendizaje o problemas de salud mental. No siempre es fácil descubrir qué cuenta como dar apoyo y qué cuenta como ser permisivos cuando el estado de ánimo, la ansiedad, la distracción y el comportamiento de un niño varían día con día. ¿Cómo saber si estás mostrando consideración hacia las dificultades de tu hijo o si estás limitando su crecimiento al asumir tareas que puede hacer por su cuenta?
¿Qué es dar apoyo?
“La vida les arrojará todo tipo de desafíos a los niños”, dice el Dr. Dave Anderson, psicólogo clínico del Child Mind Institute. “Y el objetivo de apoyarlos es desarrollar resiliencia y estrategias de afrontamiento”.
Empecemos entonces con una regla general: el apoyo siempre debería empoderar a tu hijo para que avance hacia una mayor estabilidad e independencia. El apoyo reconoce las dificultades pero no busca eliminarlas. Se trata de trabajar con tu hijo a medida que aprende a superar obstáculos, manejar sus miedos y desarrollar confianza para el futuro.
Por lo tanto, siempre es un apoyo que:
- Aprendas sobre el trastorno y el tratamiento de tu hijo, para que sepas qué es útil en el proceso de recuperación y qué no lo es.
- Reconozcas los sentimientos de tu hijo y lo difícil que es sentir temor, tristeza, incomodidad, vergüenza o enfrentarse a dificultades.
- Le brindes consuelo (acurrucarse, ofrecerle un chocolate caliente, darle un masaje en los hombros, usar herramientas sensoriales, cualquier cosa que le quite el estrés) y apoyo práctico para que pueda lidiar con emociones intensas.
- Modeles habilidades de afrontamiento saludables para manejar la frustración, la desilusión, la ira y la ansiedad (o la perseverancia si todavía estás aprendiendo cómo hacerlo).
- Proporciones estructura en el hogar en forma de reglas apropiadas, horarios y consecuencias positivas para que tu hijo pueda experimentar el éxito a través de su buen comportamiento.
- Notes y menciones los pequeños avances, elogiando el esfuerzo y la perseverancia además de los resultados.
- Plantees las reglas de la casa y las consecuencias por no seguirlas en momentos de calma, para que no tengas que inventarlas sobre la marcha.
- Aconsejes a tu hijo cuando se presentan problemas que no puede manejar sin ayuda.
- Establezcas límites claros para la salud y seguridad personal de cada integrante de la familia (¡incluyéndote a ti!).
- Abogues por tu hijo en la escuela, para que obtenga adaptaciones para su discapacidad que nivelen el campo de juego.
- Busques ayuda profesional para cualquier integrante de la familia que esté enfrentando desafíos.
Si tu hijo está en una terapia, puedes apoyar lo que trabajen en las sesiones solicitando a su terapeuta que le asigne “tareas” a tu hijo que ayuden a reforzar las habilidades en casa. También te podría orientar a ti acerca de estrategias que puedes usar para manejar problemas específicos.
Cómo es diferente la permisividad
La permisividad es reforzar un comportamiento no deseado sin darnos cuenta. Todos los padres hacen esto hasta cierto punto porque es natural querer proteger a nuestros hijos del dolor, el miedo, el fracaso, los problemas y la vergüenza.
La investigación sugiere que es mejor retrasar el mayor tiempo posible la exposición a los grandes riesgos como las drogas, el sexo y el alcohol, pero —como señala el Dr. Anderson— los niños no los deberíamos proteger contra todos los riesgos. Con los riesgos más pequeños, los niños desarrollan habilidades para enfrentar situaciones difíciles y confianza. Si queremos ayudarlos a crecer, como padres tenemos que aprender a tolerar nuestra propia incomodidad cuando vemos que se enfrentan a dificultades.
La permisividad ante los comportamientos indeseables también ocurre cuando cedemos a las quejas o demandas porque queremos evitar el conflicto de manera desesperada. Generalmente, esta evasión es una solución a corto plazo pero que impide que los niños progresen a largo plazo.
Permisividad suele ser:
- Permitir que tu hijo evite todas las situaciones incómodas.
- Cubrir a tu hijo por las cosas que hizo, olvidó hacer o hizo mal.
- Hablar a su nombre en lugar de dejar que aprenda a expresar sus propios pensamientos y sentimientos.
- No aplicar de forma consistente las reglas de la casa, porque te sientes mal por las dificultades de tu hijo o porque tienes miedo de que te deje de querer.
- Reaccionar exageradamente a las rabietas no violentas involucrándote en largos sermones o teniendo tus propios estallidos emocionales.
- Intervenir con otros adultos para evitar que tu hijo experimente desilusión, en lugar de ayudarlo a procesar sus sentimientos.
- Protegerlo de las consecuencias naturales de sus acciones.
Cuando las cosas no son claras
Lamentablemente, los síntomas de salud mental varían día a día, por lo tanto, lo que pueden hacer los niños un día, tal vez les resulte imposible de hacer al día siguiente. Una adolescente deprimida puede, por ejemplo, lograr reunir la energía necesaria para hacer la tarea el martes, y luego, el miércoles, meterse a la cama abrumada por la tristeza. Un niño con ansiedad podría sobrevivir el día escolar y luego explotar cuando llega a la seguridad de su casa. Este terreno movedizo entre capacidad e incapacidad puede hacer que sea difícil para los padres saber qué es dar apoyo y qué permite que los desafíos de salud mental sigan manteniendo el control.
Calcular lo que tu hijo puede y no puede hacer siempre será una cuestión de observación y juicio de los padres, así como de prueba y error. Sin embargo, tu precisión para predecir el éxito mejorará si realizas un seguimiento de las circunstancias que están presentes cuando las cosas salen bien.
A menudo, los días buenos están en función de cosas básicas, como por ejemplo:
- ¿Tu hijo tuvo una noche de sueño estable?
- ¿Comió suficiente comida y bebió suficiente líquido?
- ¿Qué más pasó esta semana? (acoso en la escuela, cambio de rutina, conflictos familiares, etc.).
- ¿Qué hay en el horizonte? (exámenes próximos, aniversarios desagradables, situaciones estresantes).
- ¿Se ha tomado los medicamentos con regularidad o ha habido un cambio reciente en los medicamentos?
- ¿Con cuánta calma has respondido ante la ira o la angustia de tu hijo?
- ¿Qué tan consistentes han sido tú (y tu pareja) en aplicar las reglas de la casa?
- ¿Hay algún problema físico? (ciclo hormonal, dolor de cabeza, infección estomacal u otro).
A medida que vayas creando tu base de datos con información, podrás evaluar mejor si tus expectativas son imposibles, difíciles pero posibles con ayuda, difíciles pero posibles con el tiempo, o si no son un problema.
Drama versus realidad
Los niños con desafíos emocionales son como cualquier niño en el planeta cuando se trata de intentar obtener lo que quieren y evitar hacer lo que no les gusta. A veces, las estrategias que utilizan implican aprovecharse de un poquito de verdad, como exagerar una emoción legítima. Esto es normal. Como la mayoría de las personas, los niños tienden a declararse abrumados cuando simplemente temen sentirse abrumados, y piensan “¡no puedo!”, cuando realmente quieren decir “¡no quiero!”.
Cualquier padre o madre que haya acumulado horas de preocupación por su hijo, probablemente encuentre esto increíblemente provocador. La perspectiva de dirigirse hacia (otra) espiral descendente genera ansiedad. Esto puede hacer que sea complicado determinar cuánto de la protesta de tu hijo se debe a sus dificultades y cuánto a un poco de drama.
Trata de evitar caer en la trampa de “o puede o no puede”. Casi todas las situaciones se encuentran en algún lugar intermedio entre lo que se puede y lo que no se puede hacer, y la forma de encontrar el punto ideal es validar la sensación de tu hijo y hacer que las cosas avancen desde allí. Puedes decir, por ejemplo:
- “Sé que no te sientes bien, pero me gustaría que vinieras de todos modos. Si todavía tientes demasiado agotamiento una vez que lleguemos allí, no tenemos que entrar”.
- “Sí, esto será un desafío, y sin embargo, confío en que podemos encontrar formas de ayudarte a manejarlo”.
- “¡Me doy cuenta de que tientes mucho cansancio! Eso sucede a menudo cuando no has tomado suficiente líquido. Déjame traerte un vaso de jugo y ver si eso te ayuda a animarte”.
- “Es normal sentir nerviosismo por algo como esto. ¿Qué cosa puedes hacer para reducir tu ansiedad a un nivel más manejable?
- “Puedo ver que esto parece intimidante, pero confío en que no lo es del todo. ¿Qué podríamos hacer para verlo como algo simplemente muy difícil?
Lo que estás buscando es el terreno intermedio, el espacio para maniobrar, el pequeño paso del progreso. Si tienes éxito, ¡genial! Si no, la información que logres reunir en el proceso te equipará para la próxima ronda. Habla con la persona que esté a cargo de la terapia de tu hijo, colabora con sus estrategias, dile si hubo progreso… y avanza. Con paciencia y perspicacia, tiempo y sabiduría, ayuda profesional y apoyo parental en el hogar, tu hijo progresará.
Preguntas frecuentes
Una madre o padre permisivos dejará que su hijo evite todas las situaciones incómodas, hablará a su nombre en vez de dejar que hable por su cuenta, intervendrá para evitar que experimente decepciones o tratará de protegerlo de las consecuencias naturales de sus actos.
Puedes distinguir entre apoyar y permitir cuando evalúas lo que los niños son capaces de hacer. La progresión normal a medida que los niños crecen va desde tener que brindarles apoyo total a tener que orientarlos o enseñarles cómo se hacen las cosas y finalmente observar que ya son autosuficientes.