¿Qué hacen las selfies con la autoestima de las niñas?
Cómo pueden exacerbar la inseguridad, la ansiedad y la depresión.
Experto clínico: Alexandra Hamlet, PsyD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Están las selfies debilitando la autoestima de las adolescentes?
- ¿Cómo podemos enseñar a las niñas a utilizar las redes sociales de manera responsable?
- ¿Cómo podemos ayudar a nuestras hijas a desarrollar más confianza en sí mismas?
Lectura rápida
Una mujer promedio de entre 16 y 25 años pasa más de cinco horas a la semana tomándose (¡y mejorando!) selfies. Aunque los selfies pueden ser tontas y divertidas, hay un lado mucho más oscuro. Con múltiples intentos, maquillaje, retoques y filtros, se han convertido en una competencia por la imagen perfecta. Y las posibilidades de sentir que no se está a la altura son muy altas. Esto hace que los expertos se preocupen por la autoestima de las niñas.
Aunque las redes sociales probablemente no son la causa de los trastornos de salud mental en su totalidad, si una niña ya tenía problemas, las redes sociales pueden empeorarlos. Pueden hacer que las niñas que están deprimidas o ansiosas piensen menos en sí mismas y pasen más tiempo comparándose con los demás.
El problema de las selfies ya ha sido objeto de investigaciones y encuestas. Existe incluso una frase para describir a las personas que tienen una obsesión con los supuestos defectos de su apariencia a causa de las selfies: “Dismorfia de ‘selfies'”. Es similar a un diagnóstico llamado trastorno dismórfico corporal, que es un trastorno de salud mental relacionado con el TOC.
Para ayudar a su hija a ser más consciente de cómo utiliza las redes sociales, intente hablar acerca de cómo estas la hacen sentir. Anímela a pensar en cómo se siente antes de tomar el teléfono, y a soltarlo si empieza a sentirse mal.
Ayudar a su hija a reforzar su autoestima es importante. Elogie a su hija por su apariencia, pero también por las cosas que hace y por lo mucho que se esfuerza. Cuando ella vea cómo crecen sus habilidades con el tiempo y el esfuerzo, se sentirá orgullosa de sí misma. Esto la ayudará a aprender a mirar quién es, y a no obsesionarse con su aspecto.
En el caso de que alguna vez se haya preguntado cuánto tiempo pasa su hija tomándose fotos a sí misma (mejor conocidas como selfies), una encuesta realizada en el 2015 (en inglés) encontró que la mujer promedio entre 16 y 25 años dedica más de cinco horas a la semana a esta actividad. Parece demasiado, a menos que usted haya intentado tomarse selfies y sepa lo complicado que puede llegar a ser este proceso. Las mujeres toman un promedio de siete fotografías para obtener una buena imagen, según la encuesta. Kim Kardashian (en inglés) dijo que ella se toma alrededor de 15 a 20 selfies. Luego están los filtros, sin mencionar los arreglos en la vida real, como cambiar la iluminación o retocarse el maquillaje. También hay aplicaciones que puede utilizar para procedimientos más drásticos, como cambiar su estructura ósea, adelgazar su cintura, borrar granos y más.
Por supuesto que las selfies pueden ser algo simple y divertido, señala Alexandra Hamlet, PsyD, psicóloga del Child Mind Institute. Pero también reconoce su lado oscuro, cuando las fotos se convierten en un indicador de la autoestima. “Con el maquillaje, los retoques, los filtros, los múltiples y múltiples intentos , es como si nunca fueras a poder destacar —dice la Dra. Hamlet—, y ahí es donde creo que se vuelve peligroso”.
Las investigaciones lo respaldan. El Wall Street Journal reveló recientemente una investigación secreta (en inglés) llevada a cabo durante varios años por Instagram y su propietario, Facebook, que descubrió que “el treinta y dos por ciento de las niñas adolescentes dijeron que cuando se sentían mal con su cuerpo, Instagram las hacía sentir peor”. También descubrieron que las comparaciones en Instagram “pueden cambiar la forma en que las jóvenes se ven y se describen a sí mismas”, y que las adolescentes culpaban a Instagram por el aumento de su ansiedad y depresión.
Padres y expertos están comprensiblemente preocupados por lo que esto significa para la autoestima y la salud mental de los niños, ya que las y los adolescentes recurren cada vez más a las redes sociales para entretenerse y sentirse conectados con sus compañeros.
Buscando la perfección
Si usted le ha estado diciendo a su hija que es hermosa tal como es, ella recibe un mensaje diferente cuando abre Instagram y ve filtros y lentes que alteran las apariencias. Las fotos solían ser definitivas, ahora tenemos la postproducción.
La Dra. Hamlet reconoce que algunos de los filtros son divertidos y distorsionan las imágenes de maneras divertidas, pero también señala que están los “filtros de belleza” en Instagram y Snapchat. Muchos utilizan los filtros de embellecimiento casi por reflejo, lo que significa que las niñas se están acostumbrando a ver a sus amigas y amigos retocados todos los días en línea. También hay aplicaciones para adolescentes para alterar la imagen con cambios más sustanciales. Facetune es una de las más populares, pero hay muchas, y se pueden usar para hacer de todo, desde borrar espinillas faciales hasta cambiar la estructura del rostro o hacer que las personas se vean más altas. Una aplicación llamada RetouchMe le da a la foto un “retoque profesional”, al utilizar un equipo de edición de imágenes por menos de un dólar.
Las posibilidades pueden ser abrumadoras, en especial porque las niñas saben que son evaluadas por su apariencia (dado que, evidentemente, ellas también están evaluando de la misma manera a sus amigas y amigos).
Demasiada comparación
Cuando uno empieza a compararse demasiado con otras personas (que es algo para lo que parecen estar hechas las redes sociales), la autoestima suele verse afectada. Un estudio (en inglés) encontró que ver selfies frecuentemente conduce a una menor autoestima y una menor satisfacción con la vida. Otro estudio (en inglés) encontró que las niñas que pasan más tiempo mirando imágenes en Facebook reportaron una mayor insatisfacción con su peso y una mayor objetualización de sí mismas.
En su libro Enough As She Is (en inglés), Rachel Simmons escribe sobre las presiones que enfrentan las jóvenes, incluida la práctica de compararse a sí mismas con sus amigas en las redes sociales y sentir que se quedan atrás. Una joven de 18 años le dijo a la autora: “No me odio a mí misma cuando estoy sola. Simplemente me odio a mí misma en comparación con otras personas”.
Debido a las redes sociales, ese tiempo a solas consigo mismos con el que crecieron la mayoría de los adultos, se ha erosionado. En cualquier momento libre, una joven puede ahora abrir fácilmente Instagram o Snapchat, lo que significa que empieza a jugar el juego de la comparación.
La Dra. Hamlet señala que incluso si las fotos que publica una joven en las redes sociales obtienen muchos “me gusta”, ella todavía puede sentirse insegura, especialmente si es una adolescente que ya de por sí se siente insegura y trata de sentirse mejor. Eso es porque los humanos tienden a ser muy “congruentes con su humor”, dice. “Puede ser desagradable hacer algo por fuera que no concuerda con cómo nos sentimos por dentro”. Por eso, si nos sentimos tristes, es probable que queramos escuchar música triste en lugar de ver una comedia. Y de la misma manera, si estamos críticos y negativos con nosotros mismos, generalmente se necesita más que una buena selfie para salir de esa trampa.
Consecuencias para la salud mental
Aunque puede que las redes sociales no estén causando un trastorno de salud mental, pueden hacer que algunos niños se acerquen más al rango de diagnóstico si ya están teniendo dificultades. “Si usted está deprimido o ansioso, probablemente se comparará más con los demás o se desvalorizará más“, explica la Dra. Hamlet. “Tal vez se esfuerce más para intentar ‘ponerse a la altura’, que es básicamente una hazaña imposible”. Para algunas adolescentes, el foco en la apariencia y el perfeccionismo puede contribuir a los trastornos alimentarios.
El problema de las selfies incluso ha llamado la atención de algunas revistas profesionales para cirujanos plásticos, que han estado publicando artículos sobre el aumento de solicitudes de cirugía plástica entre las personas jóvenes. Una encuesta de la American Academy of Facial Plastic and Reconstructive Surgeons encontró que al 42% de los cirujanos se les pidió que realizaran procedimientos para mejorar las selfies e imágenes en las plataformas de redes sociales. La revista Plastic and Reconstructive Surgery publicó un artículo titulado “¿Cuándo está bien la cirugía plástica versus la cirugía cosmética en adolescentes?” (en inglés), el cual exploraba las consideraciones éticas y de seguridad de realizar diferentes procedimientos y aplicar “medicamentos cosméticos” como Botox y rellenos a clientes adolescentes.
Incluso hay un término para los niños que se obsesionan con su apariencia debido a las redes sociales: dismorfia de selfies (selfie dysmorphia), que a veces también se llama dismorfia de Snapchat (Snapchat dysmorphia). Si bien este no es un diagnóstico real, es un término que reconoce que cada vez hay más personas que están experimentando una dismorfia, o la idea de que hay algo fundamentalmente defectuoso en su apariencia.
También apunta a un diagnóstico que sí es real: trastorno dismórfico corporal, que es un trastorno de salud mental relacionado con el TOC. Las personas con trastorno dismórfico corporal están obsesionadas con lo que perciben como un defecto desfigurante, como una nariz u orejas grandes, una mancha en la piel o músculos poco desarrollados. Estos defectos pueden ser imaginarios, o muy pequeños y exagerados.
Si bien la mayoría de los niños no desarrollarán un trastorno dismórfico corporal, o incluso la llamada dismorfia de selfies, todavía pueden encontrarse en algún lugar del espectro de la obsesión por su apariencia, del mismo modo que podrían estar luchando contra la ansiedad y la depresión, ya sea que estén o no a un nivel clínico.
Los padres que quieran proporcionar un contrapeso saludable a las presiones de las redes sociales, pueden comenzar por evaluar cómo usan ellos mismos las redes sociales. Asegúrese de no hablar demasiado sobre las fotos que publica o ve y de no pedirles a sus hijos que tomen demasiadas fotos. La foto ocasional está bien, por supuesto, pero también es importante dar prioridad al momento. “Si usted lleva a su hijo a un concierto, no les permita filmar todo y verlo solo a través de los ojos de la cámara”, dice la Dra. Hamlet. “Eso está reforzando el concepto de que el simple hecho de estar aquí no es lo suficientemente bueno”.
La Dra. Hamlet también recomienda que los padres alienten a los adolescentes a ser más conscientes acerca de cómo usan sus teléfonos, y además a mostrarles con el ejemplo cómo hacerlo. “Antes de que usted tome su dispositivo, analice por qué lo está tomando. ¿En qué estado emocional está? ¿Está ansioso? Tomar el teléfono para ver qué hay en las redes sociales probablemente aumentará la ansiedad. Al igual que la tristeza. Solo lo va a empeorar”.
Intente tener un plan de lo que va a hacer en Instagram o Snapchat. Esto podría incluir cuánto tiempo lo va a usar y lo que quiere ver. Y mientras usa las redes sociales, observe cómo se siente y prepárese para dejar de usarlas si comienza a sentirse mal.
Desarrollar la autoestima
Dar prioridad a la apariencia de una niña no es nada nuevo en la sociedad, pero con las selfies, las jóvenes se están inundando de mensajes acerca de que su aspecto es importante. Es por eso que depende de los padres asegurarse de que las niñas reciban el mensaje de que lo que piensan y hacen las mujeres es aún más importante. No se abstenga de felicitar a su hija por su apariencia, pero haga un esfuerzo por felicitarla por las cosas que hace y por lo mucho que se esfuerza.
Si bien es bueno para la autoestima de cualquier persona que le agrade su apariencia, es crucial contar con muchas fuentes de autoestima. Para la felicidad a largo plazo de una joven, será más gratificante que ella encuentre cosas que le interesan y que practique hacerlas. La Dra. Hamlet llama a esto “desarrollar dominio y acumular aspectos positivos en su vida”.
Tener un interés personal en algo y ver cómo sus habilidades crecen con tiempo y esfuerzo, las hace sentir orgullosas de lo que pueden hacer, y desvía su atención de intentar lograr la perfección, lo cual es imposible. Esto también alienta a las niñas a buscar su autoestima dentro de sí mismas (y no solo en los elogios de los demás), lo cual es una parte importante de convertirse en una mujer feliz y segura de sí misma.