Cómo saber cuándo los niños de 3 a 5 años necesitan ayuda con el comportamiento.
in EnglishNormalmente, a los niños no se les trata por problemas de comportamiento hasta que llegan a la escuela. Pero muchos niños muestran señales de problemas de comportamiento desde que son más pequeños. Las señales de que un niño pequeño podría necesitar ayuda incluyen los berrinches extremos, ignorar las indicaciones o ser expulsado del preescolar o excluido de las citas para jugar. Si el comportamiento de tu hijo genera una gran tensión en la vida del hogar o si te preocupa que pudiera hacerle daño a sus hermanos, el tratamiento podría ser de ayuda.
Por lo general, los niños pequeños con problemas graves de comportamiento no los superan por sí solos. Cuanto antes reciban tratamiento, mejor responderán. El tratamiento para los problemas de comportamiento de niños pequeños se centra sobre todo en los padres. Existen varios tipos de programas para padres, algunos de los cuales incluyen también sesiones con el niño. Lo que todos los programas tienen en común es que se les enseña a los padres a interactuar con su hijo de forma positiva y adecuada de acuerdo a su edad. Aprenden a establecer expectativas claras, aplicar consecuencias consistentes y hablar con los niños de manera que ellos lo entiendan. A medida que los padres aprenden y practican estas habilidades, el niño aprende nuevos patrones de comportamiento.
La mayoría de los niños que son tratados por problemas de comportamiento perturbador están en edad escolar. Se han estado portando mal en clase, ignorando o desafiando las indicaciones de los maestros o siendo demasiado agresivos con otros niños. Aunque en muchos casos estos niños han estado mostrando un comportamiento problemático años antes de empezar la escuela. Las señales de que los niños en edad preescolar podrían necesitar ayuda para aprender a manejar sus impulsos y regular su comportamiento incluyen:
A esta edad, la terapia dirigida a ayudar a los niños con problemas de comportamiento se centra en los padres, enseñándoles habilidades para moldear el comportamiento del niño de manera más efectiva y restablecer las relaciones familiares de una manera más positiva.
La evidencia demuestra que los niños son más receptivos a la terapia para cambio de comportamiento hasta los 7 años. Cuanto más pequeños sean los niños al momento de iniciar el tratamiento, más tiempo tendrán los padres para aplicar estas habilidades con ellos, explica la psicóloga del comportamiento Melanie Fernández. “Tienes tiempo para fijar los logros, para consolidar estos tipos de interacciones positivas, para mejorar la trayectoria del niño a largo plazo “.
Cuando los niños pequeños se comportan de manera que preocupa a sus padres, las personas les suelen aconsejar que esperen, porque los niños crecerán y dejarán atrás ese comportamiento. Pero la realidad es que cuando los niños no pueden actuar de manera apropiada para su edad, es mejor no esperar, dice la Dra. Fernández. Los niños están aprendiendo todo el tiempo, y cuanto más tiempo se tolera un comportamiento que está fuera de control, se arraiga con más fuerza. “Cuanto más tiempo se prolonga un comportamiento desadaptado —dice la Dra. Fernández— más difícil y más estresante es para los padres poder cambiarlo”.
Es posible que a los padres también les preocupe ser criticados por ser demasiado controladores, añade. Pero lo cierto es que la capacitación para padres simplemente ayuda a los niños que tienen un comportamiento disruptivo o que están fuera de control a aprender habilidades que no han aprendido, controlar sus impulsos y responder eficazmente a las indicaciones. Los ayuda a evitar ser etiquetados como niños “problemáticos”.
Todos los niños de dos años, todos los de tres años, hacen berrinches y se pueden negar a seguir las indicaciones de los padres, señala la Dra. Fernández. A los dos años es natural que los niños digan no a muchas cosas. El comportamiento realmente merece atención cuando “no” es la única respuesta que estás recibiendo, y no cambia sin una gran pelea. Con las rabietas, es una cuestión de frecuencia, pero también de lo perjudiciales que son. Tal vez necesites ayuda si no sólo estás viendo berrinches frecuentes, sino también ataques intensos de rabia, donde el niño está molesto, llorando durante mucho tiempo e inconsolable.
Todos los padres sienten ganas de arrancarse el cabello en ciertos momentos, pero deberían pensar en obtener ayuda cuando el comportamiento difícil se convierte en algo habitual, cuando está causando angustia en la familia, cuando tú te estás empezando a deprimir o estás tan estresado que comienzas a tener problemas para sentir que tu hijo te agrada. No es inusual escuchar a los padres decir: “Amo a mi hijo, pero es difícil, porque todo es una pelea”.
Otra señal de que hay un problema es si te has visto en la necesidad de ajustar tu estilo de vida porque realmente no puedes ir a muchos lugares, ni siquiera a los lugares para niños. Si no puedes ir al supermercado porque sabes que terminará en gritos, llanto o pelea, podría ser hora de obtener ayuda.
Otro problema es lo que los terapeutas del comportamiento llaman “incumplimiento pasivo”, cuando le has dicho a tu hijo que haga algo seis, siete, ocho veces, y simplemente no lo hace. Te dice: “Un minuto más”, o “ya voy”, o “estoy jugando”, o simplemente te ignora cuando tú sabes que te escuchó. Esto se convierte en un problema, porque en el futuro, la escuela no funcionará si el niño no cumple con las solicitudes de los maestros. Incluso cosas como cruzar la calle son peligrosas si el niño incumple aunque sea pasivamente ante un: “Toma mi mano.”
Los programas varían en su enfoque, pero lo que tienen en común es que a los padres se les enseña cómo interactuar con su hijo de una manera positiva y que sea apropiada a su desarrollo, y después a establecer expectativas razonables para su hijo y comunicar esas expectativas de una manera que hace que sea más probable que su hijo los escuche. Los padres aprenden una manera consistente y predecible de actuar cuando sus hijos escuchan y cuando no escuchan. Practican con tanta frecuencia que la respuesta se convierte en automática, por lo que saben cómo reaccionar incluso en situaciones confusas o que parecen excepciones.
La intervención temprana es importante porque ayuda a los niños a aprender nuevos comportamientos antes de que hayan construido todo su estilo de vida en torno a malos hábitos y comportamientos que crean una experiencia muy negativa tanto en casa como, más adelante, en la escuela. Los niños también necesitan y quieren tener una relación positiva con sus padres, otros adultos y otros niños. Cuanto antes podamos ayudarlos a ser eficaces en eso, serán más felices y exitosos.
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