La terapia cognitivo-conductual (TCC) se basa en la idea de que los pensamientos influyen en los sentimientos, los sentimientos influyen en el comportamiento y el comportamiento influye en los pensamientos. En la TCC, aprendes a cambiar tus pensamientos, lo que a su vez puede cambiar tu forma de sentir y actuar.
¿Qué es la terapia cognitivo-conductual para la prevención del suicidio (TCC-PS)?
Un plan de tratamiento para ayudar a niños y adolescentes con pensamientos suicidas o que han intentado suicidarse.
Experto clínico: Megan Ice, PhD
in EnglishPuntos clave
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Las tasas de suicidio son más altas que nunca entre niños y adolescentes, por lo que los padres deben prestar atención a las señales de alerta y saber que el apoyo temprano puede salvar vidas.
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La TCC-PS ayuda a los niños a reconocer los factores que desencadenan sus pensamientos suicidas, así como a crear planes de seguridad y practicar estrategias de afrontamiento saludables.
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La TCC-PS suele durar entre 3 y 6 meses, con sesiones individuales semanales y terapia familiar.
Importante:
Si tú o alguien que conoces necesita ayuda ahora, llama al 988 o visita La Línea de prevención del suicidio y crisis.
Una de las cosas más aterradoras que un padre o una madre pueden imaginar es que tu hijo intente suicidarse, y lamentablemente las estadísticas son reveladoras. Las tasas de suicidio tanto de adolescentes como de niños son más altas que nunca. Según los CDC, 1 de cada 5 estudiantes de high school consideró seriamente un intento de suicidio en 2023 (en inglés). Una investigación que utilizó información de preadolescentes descubrió que las tasas de muerte por suicidio en niños (en inglés) entre 8 y 12 años aumentaron un 8,2 % anual entre 2008 y 2022.
Cuando tienes un hijo con pensamientos suicidas, es posible que tu instinto sea buscar tratamiento para la depresión, la anorexia u otro trastorno de salud mental que pudiera estar relacionado con la tendencia suicida. Pero, aunque esa atención es importante, las investigaciones han descubierto que tratar el trastorno de salud mental subyacente suele no ser eficaz para prevenir futuros intentos de suicidio: es esencial tratar la tendencia suicida en sí. Aunque existen varias opciones de tratamiento diferentes, una de las más comunes y eficaces es la terapia cognitivo-conductual para la prevención del suicidio (TCC-PS). La TCC-PS ayuda a niños y adolescentes a reconocer y cambiar los pensamientos que impulsan el comportamiento suicida. Además, incluye a las familias para que contribuyan a evitar que los jóvenes actúen según sus pensamientos suicidas.
¿Qué es la TCC-PS?
La terapia cognitivo-conductual (TCC) se basa en la idea de que los pensamientos influyen en los sentimientos, los sentimientos influyen en el comportamiento y el comportamiento influye en los pensamientos. En la TCC, niños y adolescentes aprenden a cambiar sus pensamientos, lo que a su vez puede cambiar la forma en que se sienten y se comportan.
“Un niño a quien le quitan el teléfono por llegar a casa después de la hora límite podría pensar: ‘Odio mi vida’”, dice Megan Ice, PhD, psicóloga clínica en el Centro para trastornos del estado de ánimo del Child Mind Institute. “Así que se queda en la cama y no ve a sus amistades, lo que le hace pensar: ‘Nadie quiere estar conmigo’, y se siente aún más triste”. Luego, cuando llega a la escuela y se entera de las actividades que hicieron sus amistades, podría pensar: ‘Ya no quiero estar más aquí’”.
En la TCC-PS, el terapeuta trabaja con el niño para romper ese ciclo, de modo que cuando piensen o sientan algo negativo, eso no los lleve a una espiral descendente de tendencias suicidas.
En qué se diferencia la TCC-PS de la terapia cognitivo-conductual para la depresión
La TCC-PS se diferencia de la terapia cognitivo-conductual para la depresión o la ansiedad en que el tratamiento se centra específicamente en los pensamientos suicidas (el pensamiento de “quiero morir”), en lugar de en las creencias negativas. “¿Qué otras cosas serían útiles pensar en ese momento y cómo nos podemos ayudar a pensar esas cosas?”, explica la Dra. Ice. “Y esperamos que eso te haga sentir menos triste (o al menos sentir que la tristeza es tolerable), para que puedas tomar las medidas necesarias para superarla de forma segura. Y cuando puedas hacer las cosas que te hacen más feliz, podrás tener pensamientos como: “En realidad sí cuento con personas que se preocupan por mí””.
Componentes de la TCC-PS
La estructura de la TCC-PS (en inglés) incluye sesiones semanales de terapia individual, así como sesiones en las que participa la familia, durante un periodo de 3 a 6 meses. Las primeras sesiones se centran en determinar los factores desencadenantes de los pensamientos suicidas (algo que se llama “análisis en cadena”), enseñar métodos para contrarrestar esos pensamientos y elaborar un plan de seguridad para que tu hijo no actúe en función de ellos.
Análisis en cadena. Cuando la Dra. Ice se reúne por primera vez con un niño, le pide que relate qué produjo el intento de suicidio o a las ideas suicidas, así como qué ocurrió durante y después. Le hace preguntas específicas sobre cómo se sentía físicamente (por ejemplo, si sentía calor, hambre o cansancio) y sobre el entorno en el que se encontraba (qué o quiénes estaban accesibles, o no).
“Si es la primera vez que tienen un pensamiento suicida, algunos niños pueden identificar con facilidad qué lo provocó”, dice. “Pero hay quienes tienen dificultad para descubrir el patrón de cuándo y por qué ocurrió”. Explorar sus expectativas sobre lo que pensaban que iba a pasar, así como sus sentimientos acerca de lo que sí pasó, les puede ayudar a encontrar formas más eficaces de pedir la ayuda que desean.
A veces, los pensamientos son crónicos, pero entonces ocurre algo malo que podría parecer insignificante para muchas personas (que no te inviten a una fiesta, que no te den permiso de ir a la casa de tu novio o que tu hermana consiga algo que tú no has conseguido) y es la gota que rebalsa el vaso.
El objetivo es descubrir qué hace que los pensamientos pasivos se vuelvan activos: en qué momento el pensamiento de “ya no quiero estar más aquí” se convierte en “voy a hacer algo para ya no estar más aquí”.
Este patrón de pasar de pensamientos pasivos a activos puede ser diferente para cada persona, por lo que el profesional clínico arma este rompecabezas junto con el niño. “Muchas veces el patrón encaja en una categoría (rechazo, pérdida o crítica), y los pensamientos suelen ser más persistentes o angustiosos por la noche, cuando los niños están a solas o cuando sienten aburrimiento”, dice la Dra. Ice. “Intentamos encontrar los puntos en común que conducen a los pensamientos suicidas y ayudar a los niños a hacerse consciente de ellos”.
Educación sobre el comportamiento suicida. Parte de la TCC-PS consiste en ayudar al niño y su familia a comprender la naturaleza del comportamiento suicida, cómo se relaciona con la depresión u otros trastornos de salud mental, así como los objetivos del tratamiento.
Una vez que el patrón que conduce a las ideas o comportamientos suicidas está más claro, el profesional clínico trabaja con el niño para desafiar ese camino. La Dra. Ice dice que podría preguntar: “¿Qué otras soluciones podrían hacer que las cosas fueran tolerables?”. Si el problema es que tus amistades no te invitaron a algo, ¿qué pasaría en caso de que sí te invitaran a algo? ¿Eso haría que la vida valiera la pena? Si tuvieras otras amistades con quienes salir cuando las demás no te incluyan, ¿eso haría que la vida valiera la pena?”. La idea es ayudar al niño a desarrollar habilidades para lidiar con los sentimientos dolorosos, de modo que cuando los experimente, pueda pensar en otras formas de reaccionar que no sean recurrir al suicidio.
Plan de seguridad. Si un niño ha tenido pensamientos suicidas, esos pensamientos vuelven con frecuencia, y necesita tener un plan para cuando eso ocurra. El terapeuta trabajará con el niño para desarrollar un plan de seguridad, que incluye reconocer las señales de alerta de que podría estar pensando en realizar un intento suicida, y los pasos a seguir para reducir ese riesgo. Por ejemplo, si el niño está pensando en cortarse las muñecas, se lo tiene que decir a sus padres y asegurarse de que no tiene acceso a cuchillos. La familia puede tener una caja con llave para restringir el acceso a las pastillas que se podrían utilizar para una sobredosis, o una forma de cerrar con llave las ventanas o la puerta del tejado para que el niño no pueda saltar.
El objetivo del plan de seguridad no solucionar sus problemas, sino proporcionar pasos concretos que los niños pueden seguir para compartir con sus padres u otras personas su impulso de suicidarse, así como para redirigir su pensamiento y superar ese impulso cuando se presente. Esto podría incluir estrategias de afrontamiento que el niño considere eficaces, como escuchar música o hacer ejercicios de respiración profunda.
“A muchos niños les cuesta comunicar a otras personas sus pensamientos suicidas, por lo que es importante saber cómo lo harán”, afirma la Dra. Ice. Ella les preguntará: “¿Tendrás una palabra clave? ¿Pondrás una señal en la puerta? ¿Le vas a enviar un mensaje de texto a tu madre desde la otra habitación?”. Sea lo que sea, necesitan tener una forma de poder decirle a otras personas que los pensamientos son muy fuertes en ese momento y que no los pueden afrontar a solas.
El plan de seguridad también incluye qué hacer cuando las estrategias no funcionan. ¿Dónde está la sala de urgencias más cercana que atiende a niños y adolescentes? ¿Qué medio de transporte pueden utilizar para llegar allí: caminando, taxi, llamar al 911? ¿Quién cuidará de los hermanos pequeños cuando tú te tengas que ir a emergencias?
Generar esperanza. Cuando un niño tiene tendencias suicidas, con frecuencia siente que suicidarse es su única opción, ya que no ve otra forma de escapar de su dolor. En la TCC-PS, el terapeuta trabaja con el niño para descubrir qué es lo que hace que la vida merezca la pena. Puede ser la idea de que sus familiares los extrañarían, o que dentro de un año cambiarán de escuela y las cosas pueden mejorar. El niño puede crear un “kit de esperanza”, una caja física o virtual con recuerdos y fotos de las personas que le importan y cosas que le gustan, con recordatorios de varias razones para seguir viviendo a los que puede recurrir cuando lo necesite.
Técnicas de terapia cognitivo-conductual. Una vez que la crisis suicida inicial se ha estabilizado, el profesional clínico trabaja con el niño y la familia en ejercicios cognitivo-conductuales, que varían en función de las necesidades de cada niño. Por ejemplo, un niño puede trabajar en cómo tolerar la angustia y regular las emociones. O puede aprender sobre la activación conductual (utilizar actividades que le gustan para mejorar su estado de ánimo), lo que puede servir de inspiración para hacer más cosas de ese tipo. Como familia, también podrían trabajar conjuntamente en habilidades de resolución de problemas o para mejorar la comunicación.
En las últimas sesiones de la TCC-PS, el profesional clínico también trabaja con el niño para prevenir recaídas.
Participación de los padres en la TCC-PS
Los padres son un socio esencial en la TCC-PS porque pueden vigilar las señales de alerta de tendencias suicidas y reforzar las habilidades de afrontamiento. Es necesario saber cuáles son los factores desencadenantes para el niño, pero “eso no significa evitarlos”, dice la Dra. Ice. “Significa saber que el niño podría necesitar más apoyo para afrontar esos retos”.
Si sabes que se acercan las vacaciones de la escuela o que se están por publicar las calificaciones, por ejemplo, puedes planificar más tiempo a solas con el niño ese día o incluir una actividad divertida en el calendario para que tenga algo que esperar con ilusión.
Los padres también pueden ayudar al asegurarse de que su hijo tenga acceso a lo que necesita para practicar sus habilidades de afrontamiento. “A veces eso significa reservar una habitación o un armario en la casa con algunas de las cosas favoritas de tu hijo, para que cuando las necesite, todo esté allí”, dice la Dra. Ice.
Si un niño está luchando contra pensamientos suicidas, los padres tendrían que estar ahí para recordarle su plan de seguridad y lo que debe hacer en esas situaciones.
Es posible que los niños no quieran revelar que están experimentando pensamientos suicidas, por lo que “deberás responderles de una manera validante; en otras palabras: no te asustes, no les grites”, dice la Dra. Ice. “Demuéstrales que comprendes, ten confianza y conoce tu plan de seguridad para que sientan que “esto es algo con lo que podemos lidiar””.
Para quién es útil la TCC-PS
La TCC-PS está destinada a tratar a niños y adolescentes que han intentado suicidarse recientemente (en los últimos tres meses) o que han tenido episodios intensos de ideas suicidas. En general, no se utiliza con niños y adolescentes que han tenido pensamientos suicidas continuos e implacables, o que han experimentado un trauma complejo. Tampoco es adecuada para niños que tienen dificultades con la terapia estructurada u orientada a objetivos.
Otros tratamientos para las autolesiones y las tendencias suicidas son la terapia dialéctico-conductual (DBT), la terapia interpersonal (TIP) (en inglés) y la terapia de aceptación y compromiso (ACT).
“El objetivo de la TCC-PS es garantizar que los niños sientan la suficiente confianza como para salir a la comunidad”, afirma la Dra. Ice. Si crees que tu hijo puede salir y mantenerse a salvo, entonces puede participar en actividades que le den sentido a su vida. Y eso les da confianza en su capacidad para hacer frente a cualquier cosa que se les presente.
Si tú o tu hijo se encuentran en una crisis de salud mental, no esperes a tener una cita. Llama al 911 (o a la Línea 988 de prevención del suicidio y crisis), o visita 988lifeline.org.
Para obtener más información y recursos sobre el suicidio, consulta la página de ayuda sobre el suicidio de la APA.
Preguntas frecuentes
La terapia cognitivo-conductual ayuda a las personas a desarrollar habilidades para lidiar con los sentimientos dolorosos, de modo que cuando los experimentan, puedan pensar en otras formas de reaccionar que no sean recurrir al suicidio.
Una parte importante de la TCC-PS es elaborar un plan de seguridad, que incluye reconocer las señales de alerta de que una persona podría intentar suicidarse y los pasos a seguir para mitigar ese riesgo. Algunos de esos pasos pueden incluir contarle a otra persona tu impulso de cometer suicidio, redirigir tus pensamientos para superar ese impulso cuando surja y utilizar estrategias de afrontamiento como escuchar música o hacer ejercicios de respiración profunda.
Referencias bibliográficas
El Child Mind Institute se compromete a brindar información vigente, fiable y práctica sobre la salud mental y el bienestar de los niños. Publicamos artículos y guías basados en una amplia investigación, así como entrevistas con expertos especializados en esa área, incluidos psiquiatras de niños y adolescentes, psicólogos clínicos, neuropsicólogos clínicos, pediatras, psicólogos escolares y especialistas en el aprendizaje. Lee nuestra misión editorial si deseas conocer más sobre nuestro trabajo.
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