Cómo ayudar a los niños a aprender a fracasar
Solo a través del ensayo y error se pueden convertir en personas resilientes al llegar a la adultez.
Clinical Expert: Amanda G. Mintzer, PsyD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Por qué es importante que los niños fracasen?
- ¿Cómo puedes enseñar a tus hijos a recuperarse del fracaso?
- ¿Qué deberías hacer si tu hijo siente ansiedad ante la posibilidad de fracasar?
Lectura rápida
El fracaso forma parte de la vida. Enseñar a los niños a fallar y recuperarse los hace más fuertes y los prepara para enfrentar los retos de la vida. Cuando los niños temen equivocarse, corren el riesgo de experimentar ansiedad y crisis nerviosas cuando las cosas salen mal. Pero, ¿cómo pueden los padres enseñar a los niños a fracasar?
Es difícil, pero los padres tienen que intentar dar un paso atrás y darles espacio a los niños para equivocarse. Si tú estás siempre encima de sus hombros, guiándolos, no podrán fracasar y volver a intentarlo. Esa es una experiencia importante que los niños necesitan para aprender y crecer.
Cuando tu hijo fracase en algo, hazle saber que notas su frustración y decepción. Pasar inmediatamente a recuperarse del fracaso no les da a los niños el tiempo que necesitan para percibir lo que sienten.
De esta manera, podrás convertir el fracaso en un momento de aprendizaje. Cuando tu hijo esté preparado, hablen de lo que salió mal y de cómo podría hacer las cosas de manera diferente la próxima vez. O cómo podría volver a intentarlo. Ayúdalos a analizar las ventajas y desventajas de sus elecciones.
También puedes hablar de tus propios errores o fracasos. Enséñales que esos momentos forman parte de la vida. Está bien que las cosas no salgan siempre como queremos.
Si los niños tienen tanto miedo a fracasar que no pueden funcionar, la terapia puede ser de ayuda.
Los padres suelen pensar que su misión es ayudar a sus hijos a tener éxito. Pero cada vez hay más docentes y profesionales que trabajan con niños que se han dado cuenta de la importancia de enseñarles a fracasar.
Cuando los niños no aprenden a tolerar el fracaso, están en una posición más vulnerable ante la ansiedad. Ya sea que la experiencia de fracasar en algo ocurra en el preescolar o en la universidad, puede conducir a una crisis. Y tal vez más importante aún, puede hacer que los niños dejen de esforzarse, o de probar cosas nuevas.
Es por esto que Michael Jordan, uno de los mejores atletas del mundo, ha dedicado años a predicar sobre la importancia de perder. Jordan ha hablado ampliamente sobre cómo la perseverancia y la resiliencia ante desafíos que pueden ocurrir tanto dentro como fuera de la cancha son lo que lo han convertido en un ganador.
Desafortunadamente, a medida que el mundo presiona cada vez más a los niños para que sean ganadores, y los padres se sienten en la obligación de prepararlos de todas las maneras posibles, estamos viendo cada vez más niños que se angustian por el más mínimo paso en falso.
Por ejemplo, el hijo de Sara, John, que empezó a tomar clases de piano a los 6 años: “Cada vez que tocaba una nota equivocada —dice Sara— él tomaba la partitura y se golpeaba con ella en la cabeza. Su maestra de piano dijo que nunca había visto a un niño que fuera tan duro consigo mismo. Le pedí que cuando cometiera un error se tratara a sí mismo de la misma manera en que trataría a su primo menor. Le dije que nadie aprende si alguien está siendo malo con él, y que no tenía permiso de ser malo consigo mismo”.
O la hija de 14 años de Alicia, quien se alteró tanto por no haber logrado ingresar a una high school altamente selectiva a la que sus amistades sí habían entrado, que comenzó a autolesionarse. “Fue tan terrible: la presión, la decepción”, dice Alicia.
La tolerancia a la angustia o a la frustración es sin duda una importante habilidad para la vida que hay que dominar. Cuando se trata de la escuela, “la capacidad de tolerar la imperfección (que algo no salga exactamente como tú quieres) es a menudo más importante que aprender el contenido de la materia”, dice Amanda Mintzer, PsyD, psicóloga clínica del Child Mind Institute. “Desarrollar ese conjunto de habilidades es necesario para que los niños puedan ser más independientes y tengan éxito en sus proyectos futuros, ya sean metas personales, académicas o simplemente aprender a relacionarse de manera eficaz con otras personas”.
Entonces, ¿cómo pueden los padres enseñar a sus hijos a fracasar? La Dra. Mintzer propone un proceso de varios pasos:
Primero, muestra empatía
Empatiza con tu hijo. Reconoce su angustia. “No le digas simplemente ‘está bien, lo harás mejor la próxima vez’”, dice la Dra. Mintzer. “Cuando ignoras los sentimientos de frustración y decepción de un niño los estás invalidando”. En lugar de eso, los padres necesitan cambiar su lenguaje: “Noto tu decepción, sé que realmente querías hacerlo mejor”.
Enseña con el ejemplo
Puedes explicar que el fracaso es parte de la vida y que a todos les pasa, incluso a ti. Tal vez podrías compartir ejemplos de “fracasos” que hayas tenido. “Los padres pueden dar el ejemplo de cómo manejan su propia decepción”, como cuando pierden un ascenso en el trabajo, dice la Dra. Mintzer. “Los niños no están expuestos necesariamente al hecho de que la vida incluye errores, pasos en falso e incluso fracasos. Por mucho que a todas las personas les guste que las cosas vayan de acuerdo con el plan, es importante enseñar a nuestros hijos que también está bien cuando no es así”.
Haz que sea un momento de aprendizaje
El fracaso de un niño es una oportunidad para que los padres enseñen habilidades para aceptar y resolver problemas. Tu hijo y tú pueden tratar de pensar qué se podría hacer diferente la próxima vez para tener una mejor oportunidad de éxito. Por ejemplo, ¿podría estudiar de manera diferente o hablar con su maestra sobre cualquier problema que tenga antes de un examen?
“Es un equilibrio entre aceptación y cambio”, dice la Dra. Mintzer. “Se trata de aceptar que la situación es lo que es y de desarrollar tolerancia a la frustración al mismo tiempo que nos preguntamos: ‘¿Podemos cambiar algo en el futuro? ¿Podemos aprender de esto?’”.
Los niños necesitan saber también que, cuando fracasamos o nos enfrentamos a la decepción, a veces no hay mucho que podamos hacer en ese momento. Tenemos que aceptarlo como parte de la vida y seguir adelante. La Dra. Mintzer pone como ejemplo el campo minado que pueden ser las redes sociales.
Digamos que las amigas de una niña le dicen que no pueden salir con ella y luego ella las ve juntas en una fotografía en Instagram o Facebook.
“Eso duele mucho”, dice la Dra. Mintzer. “Son muchas emociones: frustración, decepción, tristeza, ira. ¿Cómo se lidia con eso? Llamar a las amigas por teléfono y gritarles solo empeoraría las cosas. La niña podría intentar ignorar la situación y fingir que nunca vio las fotografías, pero eso no la hará sentir mejor ni cambiará lo que suceda en el futuro”.
Entonces, ¿cómo pueden los padres ayudarla a aceptar lo que pasó? La niña podría obtener más información para sentirse mejor. Tal vez pueda hablar con sus amigas tranquilamente y decirles que vio las fotos y que eso la hizo sentir mal. Puede ser que descubra alguna buena razón. Pero también puede que no obtenga una respuesta que la deje satisfecha, o que no obtenga ninguna en absoluto.
Eso nos lleva a otra lección de vida: a veces nos dejan fuera, a veces no nos quieren, y tenemos que aprender a enfrentarnos a esa verdad sin empeorar la situación. La Dra. Mintzer señala: “Muchas de estas habilidades son necesarias para las relaciones interpersonales”.
Retrocede y permite que los niños se equivoquen
Puede ser muy difícil ver a tu hijo fracasar, pero los niños solo pueden aprender a manejar la decepción a través del ensayo y el error. Como señalan algunos libros del tipo de The Blessings of a Skinned Knee (en inglés) y el más reciente Gift of Failure: How the Best Parents Learn to Let Go So Their Children Can Succeed (en inglés), los padres deben dejar de estar encima de sus hijos. De lo contrario, impiden que los niños tengan las experiencias que son precisamente aquellas que requieren habilidades de resolución de problemas y que los pueden poner en el camino de la resiliencia y la confianza para asumir nuevos desafíos.
La terapia puede ayudar
Si un niño no puede funcionar por miedo al fracaso, puede que se requiera terapia. Incluso si el niño no tiene un diagnóstico de ansiedad, podría estar paralizado por la ansiedad. Cuando eso sucede, dice la Dra. Mintzer, con lo que se conoce como terapia de exposición, “los exponemos lentamente a cosas que no son perfectas”.
Por ejemplo, una familia podría quejarse de que las tareas escolares tardan una eternidad porque su hijo las rompe repetidamente y comienza de nuevo. En terapia “le enseñamos a los niños que no pasa nada malo cuando se comete un error ortográfico y que podemos seguir adelante”, dice la Dra. Mintzer. “En una sesión podríamos hacer que escriban uno o dos párrafos y traten de cometer tantos errores como puedan, incluyendo mala letra, para que se acostumbren a la idea de que no es el fin del mundo”.
“Les decimos —agrega— `vamos a practicar cometer errores. Sabemos que es incómodo para ti, y también sabemos que con la práctica podrás aprender a tolerarlo’”.
Los padres tienen también otras maneras de ayudar a sus hijos a superar el fracaso.
Cuando Alicia descubrió que su hija Sara se autolesionaba, trató de prepararla para el éxito, inscribiéndola en una pequeña escuela privada. También la llevó a terapia y trató de darle el tiempo y el apoyo para que ella pudiera “resolver las cosas”. Esto le permitió sentirse orgullosa de sí misma cuando lo logró.
Ahora Sara está a punto de comenzar su tercer año de high school. “Me acaba de decir —cuenta Alicia— que está muy contenta de haber ido allí en lugar de a una de esas escuelas altamente selectivas. En aquel momento le pareció un gran fracaso. Pero ahora es mucho más feliz, no se lastima a sí misma y está mostrando resiliencia”.
Aprender a fracasar puede ser doloroso. Pero los niños solo tendrán éxito si pueden adquirir la habilidad de manejar lo que les depare la vida.