Usted puede ayudar a su hijo a tomar buenas decisiones al mostrarle cómo es el proceso que usted sigue, pensando en voz alta cuando esté decidiendo algo. Cuando son pequeños, usted puede empezar por incluirlos en la conversación sobre ciertas decisiones, y poco a poco permitirles que con su apoyo vayan tomando sus propias decisiones. Los niños suelen aprender mejor de sus errores, por lo que puede ser útil dejarlos tomar malas decisiones.
Lo que aprenderá
- ¿Qué edad debe tener un niño cuando empiece a tomar sus propias decisiones?
- ¿Cómo puede ayudar a su hijo a aprender a tomar decisiones?
- ¿Debería dejar que su hijo tome una mala decisión?
Lectura rápida
Ya sea un niño pequeño que elige un juguete o un adolescente que selecciona una universidad: todos los niños tienen que tomar decisiones. A medida que van creciendo, las decisiones pueden ser más difíciles, así que es importante enseñarles las habilidades adecuadas desde una edad temprana.
Cuando sean pequeños, ofrézcales dos opciones para que elijan, como qué comer en el restaurante o qué color de zapatos ponerse. Usted también puede modelar la toma de decisiones al pensar en voz alta cuando esté analizando las opciones.
Si hay una decisión que los afecta, pregúnteles qué piensan y discutan juntos las opciones. Cuanto antes pueda ayudar a los niños a reflexionar sobre cómo sus decisiones pueden afectar a los demás, mejor. Las preguntas que pueden hacerse son: ¿Cuáles son todas las opciones? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada una? ¿Cómo repercutirá la decisión en los demás?
Una vez que confíe en su hijo para que tome una decisión, deje que lo haga él mismo. Esto lo ayudará a adquirir habilidades y confianza en sí mismo. Cuando los niños son pequeños, empiece con decisiones pequeñas, como qué tipo de helado comer.
Los preadolescentes y adolescentes tendrán que tomar decisiones más importantes que pueden requerir negociación y compromiso. Aun así, no debe intervenir siempre si ve que su hijo toma una mala decisión. Los niños suelen aprender mejor de sus errores. Si se trata de una situación segura, puede ser bueno para ellos que usted les permita tomar la mala decisión.
Cuando se equivoquen, ayúdelos a aprender de la experiencia, al permanecer calmados, sin culpar a nadie. Si se arrepienten de su elección, bríndeles apoyo mientras experimentan las emociones difíciles, y ayúdelos a pensar en lo que podrían hacer de forma diferente la próxima vez.
Desde un niño pequeño que elige con qué juguete quiere jugar, hasta un estudiante de último año de high school que selecciona una universidad, los niños de todas las edades tienen que tomar decisiones. Si bien algunas decisiones pueden parecer fáciles para los adultos, puede que requieran habilidades que el niño todavía no ha desarrollado. Y a medida que los niños crecen, las decisiones se hacen más importantes y más complicadas.
Por eso es importante ayudar a los niños a desarrollar su capacidad para la toma de decisiones desde pequeños, al darles muchas oportunidades para practicar de un modo apropiado para su desarrollo. Nuestros expertos describen cómo ofrecerles un andamiaje o apoyo apropiado (página en inglés) cuando lo necesitan, y cuándo dejarlos que ejerciten sus músculos para tomar decisiones por sí mismos.
Empiece lo antes posible: incluso los niños pequeños pueden tomar decisiones
“Empiece por enseñar a su hijo pequeño cómo tomar decisiones dándole dos opciones que usted considera buenas opciones”, dice Grace Berman, LCSW, trabajadora social clínica. “Por ejemplo, déjelos que decidan si quieren ponerse los zapatos rojos o azules, o deles dos opciones para elegir en el menú de un restaurante”.
Esto no significa que los niños deben tener las riendas sueltas y tomar todas las decisiones que quieran (no todo requiere opciones). Continúe estableciendo límites y restricciones, pero deles opciones y flexibilidad dentro de esos parámetros. Por ejemplo, pueden elegir qué tipo de fruta les gustaría comer, pero no pueden tomar la decisión de comer dulces todo el día.
“A medida que crecen, describa las elecciones diarias de las que le gustaría que su hijo se hiciera responsable”, sugiere Berman. “Haga una lista y trabaje con su hijo para transferir la responsabilidad de usted a su hijo. Cuantas más decisiones puedan tomar los niños, más práctica tendrán.“
Modele su proceso de toma de decisiones
Cuando somos adultos, estamos tan acostumbrados a tomar decisiones que no podemos pensar en el proceso por el que pasamos para llegar a ellas. Por eso, pensar en voz alta cuando esté tomando decisiones, desde qué hacer para la cena hasta dónde ir de vacaciones, puede ayudar a los niños a entender cómo está llegando a ellas. ¿Cuáles son sus alternativas? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada una?
El siguiente paso es involucrar a sus hijos en un diálogo sobre las decisiones que los afectan. Por ejemplo: la decisión de asistir a la fiesta de cumpleaños de un compañero de clase en lugar de ir a la casa de otro amigo. Pregúntele a su hijo las razones del porqué sí debería ir a la fiesta y por qué no. Pero luego discuta cómo se sentiría el niño del cumpleaños si se enterara de que su hijo decidió no ir a la fiesta para jugar con un amigo. Cuanto antes pueda ayudarlo a pensar en cómo sus decisiones pueden afectar a los demás, mejor.
“Es muy importante incluir a los niños en esas conversaciones porque usted estará modelando una serie de habilidades realmente importantes”, dice Rachel Busman, PsyD, psicóloga clínica. “También estará transmitiendo que los pensamientos y las opiniones de su hijo son importantes, y que hay muchos factores que contribuyen a la toma de decisiones”.
Cuando modele la toma de decisiones, enfóquese en las preguntas básicas que le pueden ayudar a su hijo a procesar toda la información que necesitará:
- ¿Qué decisión debo tomar?
- ¿Cuáles son mis opciones, incluyendo las menos preferidas?
- ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada opción?
- ¿Hay alguna regla (política escolar, hora de llegada, etc.) que debo considerar al tomar mi decisión?
- ¿Cómo afectará esta decisión a los demás?
- ¿Qué me dice mi instinto?
- ¿Cómo me hace sentir esa decisión?
- ¿Cuál es mi plan B?
Ofrezca apoyo a medida que van aprendiendo
Aun cuando se les empiece a permitir a los niños tomar sus propias decisiones, se les puede proporcionar apoyo para facilitarles las cosas.
“Si el niño está preocupado por lo que debe ponerse todas las mañanas, puede deberse a ansiedad”, explica Berman. “Si ese es el caso, entonces es realmente útil no tomar las decisiones por ellos. Necesitan practicar el desarrollo de esa habilidad. Deles dos opciones y sea paciente para que tengan tiempo de tomar una buena decisión. Luego, elógielos cuando tomen la decisión, especialmente si lo hacen rápido, así se refuerza ese comportamiento”.
También, ayude a su hijo a entender que algunas decisiones son más importantes que otras, y a veces es importante practicar la toma de decisiones rápidas. Por ejemplo, no importa si eligen las alitas de pollo o los espaguetis para el almuerzo de hoy, pero es más importante que decidan rápidamente para no llegar tarde a su próxima actividad. Ambas opciones les gustan y pueden comer la otra opción para el almuerzo del día siguiente.
Cuándo dar un paso atrás
Una vez que se sienta seguro de que puede confiar en su hijo para tomar una decisión, puede retroceder un poco. Las decisiones pequeñas, como qué tipo de helado comprar o a quién invitar a una cita de juegos, son un buen comienzo. Pero no dude en dejarlo tomar algunas decisiones un poco más grandes una vez que haya demostrado que es capaz de tomar decisiones más pequeñas. Por ejemplo:
- Permítale escoger su propia ropa, siempre y cuando sea apropiada para el clima.
- Déjelo que escoja qué libros le gustaría leer.
- Pídale que decida cómo le gustaría celebrar su cumpleaños.
A veces puede ser difícil hacerse a un lado, pero es importante transmitir su confianza en sus habilidades crecientes. Al hacer esto, no solo está ayudando a su hijo a practicar la toma de decisiones, sino que también lo está ayudando a moldear su carácter al permitirle desarrollar las cualidades que todos los buenos tomadores de decisiones comparten, incluidas:
- Confiar en ellos mismos y en sus opiniones
- Seguridad en sí mismos
- Decisión
- Reflexión
- Pensamiento analítico
- Empatía
“Si les damos oportunidades de tomar sus propias decisiones, entonces sabrán qué hacer cuando se enfrenten a los problemas más grandes porque ya saben qué hacer”, dice la Dra. Busman. “Cuando acudan a usted para pedirle ayuda sobre qué hacer con respecto a cierta decisión, pregúnteles si realmente necesitan su ayuda y anímelos a tomar la decisión por sí mismos. Luego, pueden conversar al respecto. Pero para decisiones más grandes, diga: ‘Me alegro mucho de que hayas acudido a mí. Esta en realidad parece ser una decisión mediana o importante. Este es el tipo de cosas en las que deberías acudir a mí para que podamos hablar de ello”.
Niños más grandes, decisiones más grandes
A medida que los preadolescentes y los adolescentes buscan su independencia, también comenzarán a enfrentarse a decisiones más importantes, las cuales pueden requerir negociación y compromiso. La Dra. Busman da el ejemplo de una adolescente que se tardaba horas haciendo sus tareas y peleaba frecuentemente con su madre por los quehaceres. En lugar de decirle cómo remediar estos problemas, la Dra. Busman trabajó con ella para identificar por qué estaba teniendo dificultades y cómo tomar mejores decisiones.
“Le pregunté: ‘¿Cómo te está yendo con tus tareas? ¿Estás contenta?”, explica la Dra. Busman. “Ella admitió que no le estaba yendo bien, y discutimos qué es lo que le impedía completar su tarea más rápido. Supe que sus problemas se debían a la postergación, así que hicimos un plan para que dejara de postergar las cosas, que incluía la toma de decisiones sobre cuándo y cómo emplear su tiempo”.
Las peleas con su madre también se debían a su postergación. Su madre le pedía que guardara su ropa sucia, pero ella lo postergaba. Ella y la Dra. Busman discutieron cómo podría negociar con su madre al analizar lo que su madre podría considerar razonable y qué consecuencias deberían existir. En lugar de pelear, aprendió a comprometerse, a tomar decisiones meditadas y hacerse responsable de un acuerdo.
Otras decisiones importantes a las que se enfrentan los niños, como seguir a sus amigos incluso cuando se sienten incómodos, o elegir la universidad en función de las preferencias de otras personas, se podrían beneficiar de un diálogo similar. Ayúdelos a decidir si esto les está funcionando y luego trabajen juntos para crear un plan.
Permítales tomar malas decisiones, y aprender de ellas
No siempre debe intervenir si ve que su hijo toma una mala decisión, los niños a menudo aprenden más de sus errores. Mientras sea una situación segura, déjelos que tomen la mala decisión. Pero también considere cuándo pueden aprender más si usted interviene. Es un buen equilibrio entre dejar que los niños aprendan y rescatarlos cuando sea necesario.
Por ejemplo, no rescate a su hijo si:
- Quiere ponerse ropa ridícula para ir a la escuela. Mientras sea apropiada para el clima, déjelo. Si se burlan de ellos, es posible que elijan no volver a hacerlo.
- Elige jugar un videojuego antes de la práctica de fútbol y no tiene suficiente tiempo para prepararse. Si llegan al campo de juego sin su camiseta, no se la lleve.
- Quiere gastar el dinero de su mesada en un juguete que se rompe fácilmente o que se vuelve rápidamente aburrido.
- Prefiere pasar el tiempo hablando con sus amigos en lugar de estudiar para un examen.
Una vez que hayan experimentado las consecuencias, ayúdelo a aprender de ellas. Mantenga la calma, evite culparlos y ayúdelos a examinar y aprender de los errores. Incluso si se arrepienten de la elección que hicieron, trabaje para desarrollar su confianza en la toma de decisiones.
“Valide sus emociones y el hecho de que las cosas no funcionaron como esperaba”, aconseja la Dra. Busman. “Los padres a veces quieren proteger a sus hijos de las emociones difíciles, pero esos sentimientos dolorosos nos brindan retroalimentación que nos ayudan a tomar las decisiones correctas. No son peligrosas. Tenemos que dejar que los niños experimenten las consecuencias de las malas decisiones y trabajar a partir de ellas. Así es como vamos a ayudar a nuestros hijos a convertirse en adultos en el mundo”.