Mi hijo es un bully: ¿Qué debería hacer?
Cómo descubrir qué hay detrás de un comportamiento como el acoso, y cómo fomentar habilidades para mantener amistades saludables.
Expertos clínicos: Jamie M. Howard, PhD , Kristin Carothers, PhD , Karol Espejo, LCSW
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Por qué algunos niños acosan a otros niños?
- ¿Qué debo hacer si mi hijo es un bully?
Lectura rápida
A veces asumimos que los niños que acosan son “niños malos”. Sin embargo, muchos niños que en general se portan bien se involucran en comportamientos como el bullying. A veces quieren ser aceptados en un grupo de niños que acosan. Los niños que quieren llamar la atención o que son enérgicos por naturaleza también se pueden convertir en acosadores. Es posible que no entiendan cómo sus acciones o palabras afectan a otros niños. Los niños que son víctimas de acoso, ya sea en casa o en la escuela, a menudo también se convierten en acosadores.
Si te enteras de que tu hijo es un acosador, habla con él primero. Sé franco y directo: “Tu maestro me ha dicho que has estado involucrado en algún tipo de acoso en la escuela. ¿Puedes contarme qué pasó?”. Permite a tu hijo que te explique lo que está pasando y cómo se siente al respecto. Si todavía no está claro el origen de su comportamiento, un profesional de la salud mental te puede ayudar a entenderlo. Los niños que acosan pueden tener problemas emocionales subyacentes.
A continuación, dile qué conducta es la que quieres ver en él en su lugar. Por ejemplo, si tu hijo excluye a otros niños, hazle saber que esperas que acepte cuando los demás le pidan jugar con él. También ayuda observar lo que ocurre en casa. Tratarse entre ustedes con respeto y amabilidad es un buen ejemplo para los niños.
Otra opción es establecer consecuencias claras para el comportamiento de tu hijo. Por ejemplo, le puedes quitar el teléfono durante unos días si su maestro te informa que está acosando a otros niños en la escuela. Una consecuencia útil puede ser que el niño ofrezca disculpas por escrito o que haga algo amable por la persona a la que ha hecho daño.
Por último, asegúrate de mantener una línea de comunicación abierta y afectuosa con tu hijo. Pregúntale sobre su vida y dedica tiempo a escucharlo. Si tu hijo sabe que te preocupas por lo que le ocurre, es más probable que establezca relaciones positivas con los demás.
Gina, la madre de un niño de 12 años, recibió una llamada desconcertante de la escuela. Un estudiante se había quejado de que su hijo lo estaba acosando. Después de investigar el asunto, el personal de la escuela concluyó que su hijo había estado atormentando a varios de sus compañeros con insultos, violencia física e incluso acoso sexual. “No hace falta decirlo, estábamos mortificados y avergonzados”, recuerda Gina. “Pero no solamente eso, teníamos roto el corazón”.
Ningún padre quiere escuchar que su hijo es un bully. Es doloroso pensar que tu hijo le está haciendo daño a otros niños. Pero el acoso también es un problema serio para aquel que está agrediendo. Las habilidades para hacer amigos de los niños son un indicador importante del estado de su salud mental en general. Si notas que tu hijo está involucrado en comportamientos de bullying, ya sea físico o verbal, puede ser una señal de que está experimentando una gran angustia. Podría estar sintiendo ansiedad o depresión, y tener dificultad para regular sus emociones y comportamiento.
¿Por qué los niños acosan?
Es importante tomar en cuenta que los niños no intimidan porque son “malos”. “Los niños se involucran en todo tipo de comportamientos, los cuales no son un reflejo de ellos como personas”, dice Jamie Howard, PhD, directora del programa de estrés y resiliencia del Child Mind Institute. “Todavía están tratando de entender las cosas. Pueden ser buenos niños que hayan cometido algunos errores”. Hay muchas razones por las que un niño, que normalmente se porta bien, podría no ser amable con otros niños. Estas son algunas de ellas:
- El niño quiere formar parte de un grupo de amigos que está acosando a un compañero de clase.
- Está siendo acosado en casa o en la escuela, y trata de recuperar la sensación de poder a través de una conducta agresiva hacia los demás.
- Busca la atención de maestros, padres o compañeros de clase y no ha podido conseguirla de ninguna otra manera.
- Es por naturaleza más enérgico e impulsivo que sus compañeros.
- Tiene tendencia a percibir el comportamiento de otros niños como hostil, incluso cuando no lo es.
- No entiende muy bien de qué manera su comportamiento hace sentir a la víctima de su agresión. Este es particularmente el caso de niños más pequeños.
Al hablar con tu hijo sobre esto, entender aquello por lo que está pasando desde su punto de vista y guiarlo a través de comportamientos amigables apropiados, podrás detener el acoso y abordar los problemas que podrían haber causado que ocurriera en primera instancia. Estos son algunos consejos para asegurarte de que tu hijo fomente relaciones respetuosas con sus compañeros.
Comunícate
Si un maestro u otro padre te dice que tu hijo está acosando a alguien, lo primero que deberías hacer es hablar con tu hijo acerca de la situación. Háblale de forma directa, pero déjale bien claro que tienes la disposición para escuchar su versión de la historia. Dile algo como: “Hoy recibí una llamada de la escuela y el maestro me dijo que estabas involucrado en un caso de bullying. Me preocupa mucho y tenemos que hablar de esto. Por favor, dime qué pasó”.
Hablar con su hijo de la situación te puede ayudar a entender por qué está sucediendo la agresión social, y qué pasos seguir para detenerla. Después de que a Gina le dijeron que su hijo estaba acosando a otros niños, ella y su marido tuvieron muchas conversaciones largas con él sobre por qué estaba actuando de esa manera.
“Le hicimos muchas preguntas sobre por qué lo hizo”, explica Gina. “Nuestro hijo tenía una autoestima increíblemente baja. El acoso le daba poder y control sobre algo. Nos dijo que le gustaba que lo conocieran como ‘el peor niño de la escuela’, en lugar de pasar desapercibido”.
Tal vez a otros niños les cueste articular las razones por las que están actuando así. Esto es principalmente cierto en el caso de niños más pequeños y que están lidiando con ansiedad, algún trauma o cualquier otro problema de salud mental. Si tienes problemas para averiguar por qué tu hijo se está portando mal, considera la posibilidad de consultar con un psicólogo o psiquiatra infantil que cuente con mucha experiencia en la evaluación del comportamiento en niños.
Afronta la situación con anticipación
Una vez que hayas analizado las raíces del problema, podrás adaptar tu respuesta a los desafíos específicos que esté enfrentando tu hijo en sus interacciones sociales. Discute con él los escenarios que le resultan difíciles de manejar, y guíalo a través de respuestas más adecuadas. Si, por ejemplo, tu hijo ha estado excluyendo deliberadamente a uno de sus compañeros de las actividades sociales, dile: “Cuando alguien pida jugar contigo, deberías decirle que sí. Quiero que incluyas a los niños y quiero que solamente uses un lenguaje respetuoso”.
“Ten soluciones diferentes para los distintos tipos de problemas que pueden surgir, y dale ejemplos claros a tu hijo sobre cómo esperas que responda”, dice la Dra. Howard. “Yo trataría de plantearlo como un comportamiento de amistad, en lugar de: ‘No seas un acosador’. Los niños responden mejor cuando se les dice lo que sí deben hacer, en lugar de lo que no deben hacer”.
Otra manera de afrontar la situación con anticipación es alentar a tu hijo a asumir la perspectiva de la persona que está siendo acosada. Pregúntale: “¿Puedes pensar en algún momento en el que te hayas sentido excluido o triste porque alguien no estaba siendo amable contigo? Ese sentimiento que tuviste es el mismo sentimiento que tiene tu compañera de clase porque no estás siendo amable con ella”.
Observa tu propio comportamiento
Los niños que están expuestos a interacciones agresivas o poco amables en sus hogares son propensos a repetir estos mismos comportamientos en la escuela. “Es importante que los padres piensen de qué manera sus propios comportamientos podrían influenciar a sus hijos. Ten en cuenta la forma en que le hablas a tu hijo, tu cónyuge y cómo manejas la ira. También sé realista con respecto a si estas maneras de actuar pueden ser un modelo que el niño podría estar siguiendo o no”, dice Kristin Carothers, PhD, psicóloga clínica.
Es posible que el acoso ocurra en casa, y que ni siquiera estés consciente de ello. ¿Los miembros de tu familia gritan, insultan o humillan? ¿Tus hijos se molestan entre sí o se golpean? Si es así, es importante empezar a fomentar un ambiente positivo en el hogar, donde los miembros de la familia se traten con amabilidad y respeto los unos a los otros.
Después de que Gina se enteró de que su hijo estaba acosando a los demás, se esforzó mucho por asegurarse de que su vida en el hogar reflejara el tipo de comportamiento que ella quería que su hijo practicara en la escuela. “No permitíamos ninguna conversación o chistes del tipo abusivo, practicábamos buenos modales y alentábamos a que nos ayudáramos y nos apoyáramos mutuamente”, dice. “Las cosas no siempre estaban perfectas en casa, pero si nosotros o los otros niños no se comportaban de manera apropiada, hablábamos de ello en familia”.
Aplica consecuencias que sean significativas
Los castigos relacionados a la conducta de acoso pueden ser efectivos, pero deben ser relevantes y deben de tener un alcance limitado. Si, por ejemplo, descubres que tu adolescente está involucrado en ciberacoso, sus acciones deben ser enfrentadas con una pérdida inmediata de los privilegios de Internet o del teléfono. En el caso de los actos particularmente graves, revócale los privilegios por un periodo determinado y busca ayuda de un terapeuta. Pero en el caso de las formas de acoso menos graves, el joven debería poder recuperar sus privilegios en el transcurso de unos cuantos días.
“Si le quitas un privilegio por mucho tiempo, este privilegio podría perder su validez”, dice la Dra. Carothers. “El niño dice, ‘OK, bueno, nunca podré recuperarlo, así que no voy a intentarlo’. Quieres asegurarte de que el tiempo en el que el castigo ocurra, y la cantidad de tiempo en la que ocurra, tengan un equilibrio razonable para que tenga el mayor efecto posible”.
Arregla las cosas
Una vez que tu hijo haya recuperado sus privilegios y esté tranquilo, explícale que cometió un error que tiene que ser corregido. Tu hijo puede optar por disculparse en persona, por medio de una carta, un mensaje de texto, etc., pero las rectificaciones pueden tomar muchas formas diferentes. Puedes alentar a tu hijo a que prepare galletas para toda la clase, por ejemplo, o a que juegue con un compañero al que había excluido anteriormente.
La Dra. Howard recuerda a una antigua paciente que había estado insultando y excluyendo a los demás niños de su grupo social. Como medio de reparación, la madre de la niña hizo que su hija invitara a todos los niños a los que había acosado a un evento social. “Fue una corrección”, explica la Dra. Howard. “Y fue una manera en la que la madre pudo restablecer el control”.
Supervisa la situación
Si un padre o madre quiere hablar contigo acerca de la conducta acosadora de tu hijo, notifica a los maestros de inmediato para que puedan mantenerse atentos al comportamiento problemático. Manténte en contacto con los maestros de forma regular y dale muchos elogios específicos a tu hijo cuando sea un buen amigo.
El ciberacoso o cyberbullying puede ser particularmente difícil de controlar porque no ocurre a plena vista. Si tu hijo ha acosado a otros niños a través de Internet, obtén las contraseñas de sus cuentas de Facebook, Instagram y Twitter, y revísalas con regularidad para asegurarte de que está utilizando los medios sociales respetuosamente. Háblale de esto con honestidad: dile que supervisarás su actividad en las redes sociales hasta que demuestre que puede manejarlas de manera responsable. “Si estás pagando su cuenta de teléfono y su Internet, debes estar consciente de lo que está haciendo tu hijo”, dice la Dra. Carothers.
Busca ayuda
Si estás continuamente intentando desarrollar las habilidades sociales de tu hijo y el acoso no cesa, busca una evaluación de salud mental. Tu hijo podría necesitar la ayuda de un terapeuta para resolver los problemas subyacentes.
Mantén el contacto
De alguna manera, la acción más importante que puedes tomar es establecer un vínculo de comunicación con tu hijo respecto a su vida diaria, que permanezca abierto, con el fin de que puedas reconocer más fácilmente las señales de bullying y problemas sociales. La Dra. Carothers recomienda que le hagas algunas preguntas abiertas a tu hijo todos los días. “Creo en la comunicación diaria con los niños”, explica. “Si quieres que tu hijo hable contigo, tienes que hablar con tu hijo”.
Por la mañana, pregúntale qué tiene planeado para el día. Después de la escuela, pídele que te cuente una cosa realmente genial que le haya pasado ese día, y también una cosa no tan genial. Puede ser difícil empezar, pero los niños que tienen la expectativa de compartir con regularidad detalles de sus vidas con sus padres se sienten más cómodos al continuar con esto hasta la adolescencia.
Gina descubrió que mantenerse en contacto con su hijo de una manera solidaria y sin juzgarlo era la clave para minimizar su comportamiento agresivo. “Habla con tus hijos y mantente siempre presente en sus vidas”, sugiere. “Necesitan sentir que te preocupas por ellos y que estarás al pendiente de lo que les pasa. Llena sus cabezas y sus corazones con amor”.