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Profesionales que trabajan de manera individual con los niños en sus desafíos de aprendizaje.
Escrito por: Caroline Miller
Expertos clínicos: Matthew M. Cruger, PhD , Ruth Lee, MEd, ET/P
in EnglishCuando los niños tienen problemas en la escuela, esto afecta su autoestima y su bienestar. Empiezan a sentir que hay algo malo en ellos. Un diagnóstico preciso es el primer paso para cambiar esto. Una vez que se identifica qué habilidades le hacen falta a un niño, un terapeuta educativo le puede ayudar a ponerse al día en la escuela y aumentar su confianza.
Los terapeutas educativos (ET) provienen de muchos ámbitos diferentes. Algunos son psicólogos, mientras que otros trabajan en educación especial o en capacitación del habla y el lenguaje. Pero todos están ahí no solo para ayudar a tu hijo a salir adelante en la escuela, sino también para que recupere su amor por el aprendizaje.
Un terapeuta educativo averiguará qué se está interponiendo en el camino de tu hijo. Y observarán los comportamientos que pudo haber desarrollado para ocultar sus problemas. Por ejemplo, puede que haga un berrinche para evitar empezar la tarea, porque sabe que será frustrante.
El terapeuta educativo suele basarse al principio en las habilidades que le faltan al niño y utiliza diferentes estrategias para desarrollarlas. La mayoría de los niños necesitan también ayuda para aprender a aprender. Eso significa planificar una tarea, organizarse y superar el obstáculo que supone empezar. Los niños también necesitan entender el objetivo de su trabajo. ¿Qué habilidades se supone que están practicando? Eso los ayuda a averiguar qué estrategias deben utilizar para una tarea determinada.
Un terapeuta educativo también puede ayudar a tu hijo a establecer una rutina. Las rutinas ayudan a los niños a comenzar sin desperdiciar mucha atención y fuerza de voluntad para convencerse de que se tienen que sentar y ponerse a trabajar.
Un niño que tiene problemas y rezago en la escuela no es un niño feliz. Los niños que tienen trastornos del aprendizaje o problemas de atención que les dificultan de forma inusual el aprendizaje a menudo sufren durante varios años antes de que sus padres y maestros se den cuenta de que hay algo que se interpone en su camino.
Una vez identificados sus desafíos de aprendizaje puede ser bueno para los niños trabajar con un terapeuta educativo en el desarrollo de las habilidades que le faltan, así como en el diseño de estrategias de aprendizaje que se basen en sus fortalezas y compensen sus deficiencias.
Un terapeuta educativo es un profesional que cuenta con la capacitación necesaria para comprender los desafíos de aprendizaje de cada niño en particular, así como los patrones y las conductas que ha desarrollado para solucionar u ocultar sus deficiencias. Algunos de esos comportamientos (evasión, portarse mal, incluso hacer berrinches) pueden ser interpretados de manera incorrecta por padres y maestros como comportamiento de oposición o impulsividad.
Los terapeutas educativos (ET) pueden tener diferentes formaciones profesionales, desde educación especial y terapia del habla y el lenguaje hasta psicología. Pero todos se enfocan en los niños en su conjunto, es decir, en los factores emocionales y cognitivos que intervienen en el éxito del aprendizaje.
Cuando la terapeuta educativa Ruth Lee trabaja, por ejemplo, con niños que tienen dislexia, lo que sucede generalmente es que se han quedado atrás en relación con sus compañeros en cuanto a habilidades de lectura, y a menudo se desaniman y experimentan ansiedad hasta cierto punto con respecto al aprendizaje en general.
Durante los dos primeros años de escuela, muchos niños con dislexia ocultan con éxito el hecho de que no están aprendiendo a decodificar o pronunciar las palabras como hacen otros niños. Pueden seguir más o menos el ritmo, al memorizar las palabras y escuchar con más atención al maestro. Pero en el tercer o cuarto grado a menudo se topan con una pared, porque la cantidad de lectura y el número de palabras nuevas que se espera que puedan decodificar aumenta exponencialmente. “En los tres primeros grados —señala Lee— decimos que los niños están aprendiendo a leer. Para el cuarto grado necesitan estar leyendo para aprender”.
Su trabajo es reforzar las habilidades de lectura de los niños y su frágil autoconfianza. Para el trabajo de lectura, Lee, que es una instructora capacitada del sistema de lectura Wilson, regresa al punto donde el estudiante tuvo dificultades y desde ahí avanza. “Tienes que empezar desde donde el niño pueda tener éxito”, señala. Para desarrollar las habilidades de decodificación ell utiliza lo que llama instrucción multisensorial. “Eso significa escuchar el sonido de la letra, decirla, repetirla, visualizarla en la cabeza, escribirla en el cielo con grandes movimientos de mano, de forma kinestésica, y luego escribirla en pequeño, usando los músculos de la motricidad fina. A veces hacemos que los niños escriban con crema de afeitar o crema batida, o que dibujen las letras en arena o barro, para experimentar esa textura”. No trabaja con los niños en sus tareas, sino en habilidades que pueden aplicar a sus tareas.
Además de la dislexia y otros trastornos del aprendizaje, muchos niños necesitan ayuda para organizar el trabajo que deben hacer, utilizando lo que se denomina funciones ejecutivas, para visualizar, planificar y llevar un proyecto hasta su finalización. Los terapeutas educativos ayudan con estrategias para comenzar, memorizar información y desarrollar nuevas habilidades.
“Una de las mayores dificultades que enfrentan casi todos los niños que veo es que no saben cómo pensar en la manera de hacer el trabajo de forma organizada”, dice Matthew Cruger, PhD, director clínico del Centro para el desarrollo y el aprendizaje del Child Mind Institute. “No tienen una estrategia o un plan para hacerlo, una idea de las habilidades que tienen que aplicar”.
Sin ese modo de pensar, señala el Dr. Cruger, los niños experimentan mucha frustración cuando se acercan a las tareas. “No ven que las tareas tienen un propósito, que la razón por la que resuelven estos problemas, por ejemplo, es para poder dominar una nueva habilidad, o reforzar lo que han aprendido en clase. A veces las tareas no se traducen explícitamente de esa manera para los niños”.
Uno de los papeles del terapeuta educativo es ayudar a los niños a entender por qué hacen lo que hacen, cuál es la razón. “En particular los niños que tienen problemas de atención son muy pragmáticos en cuanto al esfuerzo que deben poner en las cosas. Pensamos en ello como ‘neuroeconomía’: ahorran su energía para cosas que saben que darán resultado”.
Por eso es tan importante que un terapeuta educativo ayude a los niños a alcanzar algunos logros. “Cuando los niños se esfuerzan en algo, esperan un resultado, y si no lo ven, es doblemente frustrante”, dice el Dr. Cruger. “Ellos pensarán: ‘¿Ya viste?, no fue buena idea intentarlo’”.
A menudo el trabajo de un terapeuta educativo implica ayudar a los niños a desarrollar una rutina para empezar a hacer la tarea, para ponerse en marcha, por así decirlo, sin desperdiciar demasiada energía emocional. “A veces un padre me dice: ‘Simplemente no lo quiere intentar’”, señala el Dr. Cruger. “Si hablo con el niño, él me dirá: ‘Estoy acostado pensando, pero no puedo empezar’. Tenemos que averiguar qué es lo que se interpone en el camino de eso”.
“Lo que quieres es que aprenda a ser independiente y tenga autonomía”, señala Lee.
Encontrar un terapeuta educativo que trabaje con tu hijo dependerá de sus necesidades particulares, pero también de su personalidad. La primera cosa que el terapeuta educativo necesita hacer es construir una relación positiva con el niño. “Tiene que superar los sentimientos negativos que se han acumulado en torno al aprendizaje. Los niños tienen que sentir la confianza y comodidad necesarias para aprender, especialmente cuando les pides que te muestren lo que no pueden hacer”.
Un buen terapeuta usará mucho refuerzo positivo. “Cuando hacen algo grande, lo aprovechas al máximo”, dice Lee. “Cuando se equivocan, lo minimizas. Necesitas mostrarles que cometer errores es parte del aprendizaje”.
El Dr. Cruger agrega que si bien diferentes niños responderán a diferentes tipos de especialistas, la personalidad importa mucho: “Una persona que es clara, no juzga, anima y que es capaz de usar el humor será más efectiva para muchos niños, especialmente para aquellos que se han desmoralizado con respecto al aprendizaje”.
Por supuesto, el terapeuta también necesita ser bastante firme, añade. “No podemos dejar que un niño utilice el tiempo de forma ineficiente”, señala. “Si pasa mucho tiempo divagando, sería una sentencia de muerte no solamente para la terapia, sino también para aprender cómo abordar el trabajo escolar de manera eficaz”.
Un terapeuta educativo es un profesional que trabaja de forma individual con tu hijo en sus desafíos de aprendizaje.
Un terapeuta educativo averigua qué habilidades le faltan a tu hijo y utiliza estrategias para desarrollarlas. Ayuda a los niños con las habilidades básicas del aprendizaje, como planificar una tarea, organizarse y superar el obstáculo de no encontrar el impulso para empezar.
Los terapeutas educativos tienen una formación muy variada. Algunos son psicólogos, mientras que otros trabajan en educación especial o en terapia del habla y el lenguaje.
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