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De qué manera la tecnología cambia a las familias

Las pantallas y los dispositivos pueden afectar el desarrollo de niños pequeños y desconectar a las familias.

Escrito por: Caroline Miller

Experto clínico: Catherine Steiner-Adair, EdD

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Tal vez hayas visto ese gracioso video antiguo de YouTube en el que una niña de un año está sentada ante una revista de moda, y está tocando y deslizando la página con sus dedos en un intento por hacer que las imágenes se muevan. En ese entonces, el iPad era relativamente nuevo, y todavía nos impresionaba la rapidez con que los bebés (que apenas podían sostener un crayón) podían dominar una pantalla táctil.

La persona que hizo el video (“Una revista es un iPad que no funciona”) dijo que esto demostraba cómo Steve Jobs había cambiado el mundo, convirtiendo en obsoleto todo lo impreso. Pero en su nuevo libro The Big Disconnect, Catherine Steiner-Adair expresa su preocupación por la manera en que el iPad está cambiando al bebé. Aunque la preferencia de los bebés hacia el iPad pueda ser una mala noticia para lo impreso, ella argumenta que también puede ser perjudicial para el niño, y para el adulto en el cual se convertirá.

El efecto de las pantallas táctiles y los dispositivos electrónicos en los niños pequeños es un tema muy explosivo. Los niños responden mucho al tipo de estimulación que les brindan los videojuegos, ya sean educativos o no. A los dos años de que fue filmado este video, una industria enorme ha reaccionado con una multitud de apps para bebés y niños en edad preescolar. Algunas son muy valiosas, en especial para los niños con desafíos cognitivos o emocionales.

Pero también son difíciles de dejar. Cuando los psicólogos del desarrollo recomiendan que estos niños jueguen al aire libre, o que jueguen con bloques o participen en juegos de imaginación con otros niños, en lugar de estar jugando en las pantallas, estoy segura de que muchos padres piensan que esto suena como del siglo pasado. ¿Acaso estos niños no están en el proceso de convertirse en el siguiente Mark Zuckerberg?

El desarrollo temprano

En The Big Disconnect, la Dra. Steiner-Adair tiene mucho que decir acerca de cómo los dispositivos electrónicos están cambiando la vida de los niños, en especial los vínculos que tienen con las personas importantes en sus vidas. Y aunque la “desconexión” es más evidente en los hogares con adolescentes (donde padres e hijos a menudo parece que viven en planetas diferentes), lo que yo considero más interesante son las observaciones de la Dra. Steiner-Adair acerca de los niños pequeños. Sí, los dispositivos electrónicos han expuesto a los niños mayores a muchos peligros nuevos, desde selfies de desnudos hasta el cyberbullying o ciberacoso. Pero, la Dra. Steiner-Adair argumenta que las pantallas pueden estar afectando la forma en que crece y se desarrolla el cerebro de los niños.

En su libro, la Dra. Steiner-Adair examina de cerca el desarrollo infantil y describe de manera muy persuasiva el tipo de aprendizaje que tiene lugar en el juego fuera de pantallas durante los años preescolares: las habilidades motoras, cognitivas, emocionales y sociales que se van construyendo a medida que los niños pequeños exploran el patio de recreo, arman fortalezas con almohadas, fingen ser princesas, juegan con juegos de mesa y se pelean y reconcilian con sus hermanos.

En un ejemplo muy llamativo, cuenta la historia de cuando conoció a una niña de cuatro años que le dijo muy emocionada que lo que más le gustaba hacer era disfrazarse. Resultó que a lo que se refería esta niña con disfrazarse era a una aplicación del iPad donde podía elegir varias prendas de vestir, zapatos, joyería y otros accesorios para crear un conjunto de moda virtual. La Dra. Steiner-Adair describe cómo enriquecen el desarrollo de los niños las “interacciones táctiles, sociales y emocionales” que están involucradas en el proceso de disfrazarse en la vida real: sentir las prendas, ponerse una cosa y luego otra, imaginarse escenarios, negociar con los amigos para decidir quién se va a poner la tiara, “descubrir hasta dónde puedes dar órdenes a un amigo antes de arruinar el juego”. Nada de esto está pasando durante las horas en las que esta niña de cuatro años está pegada al iPad picando en imágenes de tacones o de sandalias.

El aprendizaje social

Todo esto tiene un costo, dice la doctora. Los maestros de preescolar y kínder reportan que los niños son más impulsivos y menos capaces de esperar su turno, hacer transiciones, participar de forma activa en el aprendizaje y tranquilizarse cuando han tenido un contratiempo. En general, les cuesta más trabajar y jugar bien con los demás. A ella le preocupa que la culpa de esto la tenga la intensa exposición temprana al entretenimiento electrónico. Así lo explica:

“El cerebro se modela a sí mismo con la “aportación ambiental” que recibe, ya sean abrazos o juegos de computadora. La tecnología se puede llegar a establecer muy pronto como el territorio preferido de los cerebros jóvenes en desarrollo y llegar a dominarlo, a costa de otras conexiones esenciales (pero de crecimiento más lento) que involucran los pensamientos complejos, las señales emocionales y el ritmo cambiante propiamente humano de la comunicación”.

Sin embargo, aunque la Dra. Steiner-Adair se enfoque en los problemas de los bebés que están pegados a las pantallas, también le preocupan los efectos negativos que podrían experimentar los niños que tienen padres que no se pueden alejar de sus teléfonos, tabletas y laptops. También en este caso, describe a detalle la atención con que los bebés observan a sus padres y se conectan con su distracción. Ella plantea que los padres que hacen tareas múltiples (conocido en inglés como multitasking) están debilitando “la influencia más profunda y definitoria en la formación del yo de los niños”, y que competir con los aparatos por la atención de sus padres es nocivo para el desarrollo saludable y su sentido de autoconfianza.

Juntos pero separados

Conforme la vida en el hogar y el trabajo se mezclan, la doctora ve que los niños se han distraído de la tarea de ser niños (el aprendizaje), porque sus padres no están en realidad “con ellos”, aun cuando coman juntos, los lleven a la escuela o los supervisen a la hora de dormir.

Se podría objetar que el planteamiento de The Big Disconnect contra el multitasking es en su mayoría especulativo, ya que ciertamente no está basado en estudios doble ciego de los resultados de niños cuyos padres enviaban mensajes de texto mientras los veían jugar cuando eran niños pequeños. Y es cierto también que la Dra. Steiner-Adair se arriesga cuando argumenta que algunos de los niños que tienen un diagnóstico de TDAH (es muy cuidadosa al decir que no todos, o incluso la mayoría) pueden mostrar síntomas de una vida familiar fragmentada y falta de atención de los padres. Pero de cualquier manera vale la pena indagar un poco en esto.

¿Qué significa que la primera palabra de un bebé no sea “mamá” o “papá”, sino “teléfono”? Tal vez no signifique nada, pero dado el efecto dramático que han tenido los aparatos electrónicos en la vida familiar, entrometiéndose y perturbando un espacio que siempre ha sido privado y compartido entre padres e hijos, tiene que ser tomado en serio.

The Big Disconnect está disponible en Amazon (en inglés).

Catherine Steiner-Adair, EdD, es psicóloga clínica y consultora escolar. También es la creadora de Full of Ourselves, un programa socioemocional para niñas. Para obtener más consejos modernos sobre la crianza de la Dra. Steiner-Adair, lee 13 Ways to Boost Your Daughter’s Self-Esteem (en inglés).

La última revisión de este artículo se realizó el 24 de julio de 2024.