Para motivar a su hijo, usted puede empezar por recabar información sobre lo que le impide estar motivado. Puede ser que tenga ansiedad o algún trastorno mental, o que se aburra y no se sienta suficientemente motivado.
Qué podría significar que los niños parezcan no estar esforzándose mucho en la escuela.
Clinical Expert: Matthew M. Cruger, PhD
in EnglishLos niños de todas las edades tienen a veces dificultades para motivarse en la escuela. Tal vez se resistan a hacer las tareas, dejen que bajen sus calificaciones o simplemente no parezcan entusiasmados con el aprendizaje. Si usted nota que su hijo tiene dificultades para motivarse, el primer paso es averiguar qué se está interponiendo en su camino.
Empiece por recopilar información sobre qué es exactamente lo que le preocupa. Hablar con el maestro de su hijo lo ayudará a entender si sus expectativas son razonables y si éste ha notado algún problema. Si su hijo ha cambiado recientemente de escuela o ha empezado una nueva etapa escolar (como el kínder o la middle school), puede que se esté adaptando a la transición. Hable también con su hijo. Si le dice que está aburrido, ¿qué quiere decir con eso? Los niños que se sienten ansiosos o frustrados pueden necesitar ayuda para encontrar las palabras correctas. También podría ser que estén abandonando un poco sus responsabilidades académicas para encajar con sus amigos o parecer populares ante los demás niños.
Una de las razones más comunes por las que a los niños les falta motivación son los problemas en el ámbito académico. Podrían tener un trastorno del aprendizaje, un trastorno del lenguaje o dificultades con las funciones ejecutivas. El problema también podría ser un reto de salud mental subyacente como el TDAH, la ansiedad, la depresión o el TOC. En raras ocasiones, los estudiantes dotados en el ámbito académico puede que simplemente se aburran en la escuela y necesiten actividades más desafiantes para mantenerse motivados.
Si usted cree que lo que está desmotivando a su hijo es un problema de aprendizaje o de salud mental, puede ser útil que lo evalúe un profesional. El tratamiento a menudo puede reducir sus síntomas y ayudar a los niños a entusiasmarse otra vez con la escuela. Y si su hijo no tiene un problema diagnosticado, hay estrategias de crianza que puede utilizar para apoyarlo.
Puede ocurrir en cualquier momento entre el kínder y la graduación de la high school, e incluso después de eso. Es una fuente de preocupación común pero importante para los padres: usted empieza a notar una falta de motivación y compromiso en la actitud de su hijo hacia la escuela.
A lo mejor no se entusiasma por aprender cosas nuevas. Tal vez no está haciendo sus tareas. Quizás sus calificaciones están bajando. Puede que haya una pelea cada vez que usted intenta hacer que se siente a completar algún trabajo.
Cualquiera que sea el problema concreto, muchos padres se preguntan por qué su hijo no parece estar esforzándose en la escuela, y cómo pueden ayudarlo a motivarse.
Hay muchas razones posibles por las cuales un niño puede estar desinteresado en la escuela. Estos son algunos de los primeros pasos que usted puede seguir para indagar lo que podría estar sucediendo:
La Dra. Fuhrman señala que a partir de la middle school, las actitudes de los niños están sujetas a una serie de nuevas interacciones y presiones sociales. Desafortunadamente, los niños que van bien en la escuela a veces se encuentran con situaciones de aislamiento social, y para evitar ser etiquetados como geeks o nerds (estudiosos especialistas en tecnología) se podrían retraer de las actividades académicas.
“En la middle school, los niños no quieren ser diferentes— dice— y pueden intentar desarrollar una identidad que disminuya su sentimiento de vergüenza y humillación frente a sus compañeros”.
Aunque como padre o madre usted tenga poco control sobre esta situación, lo mejor que puede hacer para contrarrestarla es seguir fomentando el amor por el aprendizaje. Busque oportunidades para que su hijo persiga sus intereses fuera de la escuela y conozca a otros niños con quienes compartirlos.
Si usted continúa viendo a su hijo desmotivado y con bajo rendimiento, puede ser que todavía no haya desarrollado las habilidades que necesita para progresar, debido a un trastorno de aprendizaje o del lenguaje o a dificultades con la función ejecutiva. Cuando un niño experimenta dificultades, especialmente si no se ha identificado el problema, su reacción puede ser dejar esforzarse en el área que le resulta frustrante.
“Lo llamamos indefensión aprendida”, explica la Dra. Fuhrman. “Cuando descubren que no están alcanzando el nivel de éxito, los niños tienden a rendirse, porque lo que están haciendo no está funcionando”.
Estas dificultades pueden surgir en diferentes momentos, ya que el plan de estudios de cada año requiere niveles más altos de destreza. Los niños con trastornos de lectura como la dislexia pueden comenzar a tener dificultades en el primer grado, cuando la lectura se vuelve más importante, así como en el tercer grado, cuando el material comienza a ser más complejo. Muchos problemas con las funciones ejecutivas se hacen visibles al comienzo de la middle school, donde se espera que los estudiantes se organicen de manera mucho más independiente, tanto con su trabajo como con sus pertenencias.
A medida que estos déficits de habilidades se hacen más y más difíciles de ocultar, los estudiantes que se sienten avergonzados o frustrados por sus dificultades a menudo dejan de intentar superarlos. Con ayuda, los niños con déficits de habilidades pueden eventualmente comenzar a sobresalir en la escuela, al aprender maneras de manejar estas dificultades y utilizar los recursos escolares que les permitan aprovechar sus fortalezas.
Aunque ocurre con mucha menos frecuencia de lo que los padres imaginan, algunos niños simplemente no están recibiendo suficiente estímulo por parte de su entorno escolar. Estos niños podrían ser lo que los expertos llaman niños “dotados”, cuyas capacidades intelectuales son mucho más sólidas que las de la mayoría de sus compañeros. Estos estudiantes a menudo persiguen sus propios intereses académicos (ya sea que se tate de lectura, escritura, matemáticas o ciencias) fuera de la escuela, y encuentran que el programa de estudios (que para ellos consiste en repasar lo que ya han aprendido en su propio momento) no es estimulante.
Otra de las maneras en que los niños dotados se podrían desconectar de la escuela es cuando tienen talentos en áreas muy específicas, y están tan fascinados con esas áreas que prefieren pensar en ellas durante la clase que poner atención a lo que dicen sus maestros.
Pero Matthew Cruger, psicólogo del Child Mind Institute que ha trabajado con muchos niños dotados, se muestra escéptico con respecto a que la falta de motivación de un niño se deba únicamente al hecho de ser un niño dotado. “Esperaría que los niños más dotados encontraran algo interesante en el programa de estudios”, dice el Dr. Cruger. Si nada en la escuela despierta el interés del niño, es posible que el niño sea dotado y además tenga un diagnóstico que lo esté frenando y afectando su motivación.
Si bien los trastornos del aprendizaje y otros déficits de habilidades se asocian más comúnmente con la falta de interés en la escuela, hay otros diagnósticos comunes que se manifiestan de esta manera.
Si su hijo tiene un trastorno que está interfiriendo con su aprendizaje, el tratamiento lo ayudará a involucrarse más y a estar más motivado en la escuela.
Para aquellos niños que no necesitan tratamiento, pero sí apoyo para encontrar la motivación, hay algunas cosas que los padres y los maestros pueden hacer. Y no hay que olvidar que algunos niños adquirirán mayor motivación a medida que vayan creciendo. “Su hijo puede estar en un período de desarrollo en el que le resulta más difícil encontrar la motivación por sí mismo —dice la Dra. Carothers— pero eso no significa que no vaya a encontrarla en el futuro”.
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