¿Es TDAH o inmadurez?
Cómo evitar un diagnóstico equivocado cuando un niño es de los de menor edad de su clase.
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo pueden evitar un diagnóstico equivocado los niños de menor edad dentro de su grupo?
- ¿Por qué a veces la inmadurez y el TDAH se parecen?
- ¿Qué tipos de tratamientos se recomiendan para los niños que podrían tener TDAH pero que también podrían ser simplemente inmaduros?
Lectura rápida
Los estudios demuestran que los niños que se encuentran entre los más jóvenes de su clase tienen muchas más probabilidades de ser diagnosticados con TDAH que los niños mayores. Eso sugiere que algunos niños que no tienen TDAH están siendo mal diagnosticados. Simplemente son menos maduros. Y ser menos maduro puede significar ser menos capaz de quedarse quieto, prestar atención y esperar su turno.
Para evitar que los niños reciban un diagnóstico equivocado, es importante compararlos con otros niños de su edad, no con los demás niños de su clase. El médico que le haga la prueba a su hijo debe obtener información de otros adultos que pasen tiempo con él, no únicamente de su maestro. El diagnóstico no se debería basar solamente en cómo se comporta su hijo en la escuela. ¿Su hijo también choca contra las paredes en casa? ¿Es tan impulsivo que le preocupa que se haga daño? ¿Parece que sueña despierto en lugar de escuchar lo que usted le dice?
El médico también debería obtener un historial completo. ¿Cómo era su hijo cuando tenía dos o tres años? Si los problemas se manifiestan en el kínder, eso puede ser una señal de que su hijo simplemente se está adaptando a un nuevo lugar con nuevas reglas.
El factor más importante para separar el TDAH de la inmadurez es lo mucho que afecta la vida de su hijo. ¿Está su hijo en constante conflicto con los padres? ¿No lo dejan participar en los juegos porque no puede seguir las reglas? Si es así, sería conveniente que lo evaluaran.
Si su médico cree que su hijo de cuatro o cinco años tiene TDAH, la medicación no debería ser la primera opción de tratamiento. En su lugar, es bueno probar primero la terapia conductual. La ansiedad y el trauma también pueden confundirse con el TDAH. Esa es otra razón por la que es mejor aplazar la medicación hasta que pueda estar seguro de que hayan recibido el diagnóstico correcto.
Diversos estudios realizados en años recientes han encontrado que los niños que están entre los más pequeños de su clase son diagnosticados con TDAH en una proporción mucho mayor que sus compañeros de clase de mayor edad.
Esto sugiere que un porcentaje significativo de niños con TDAH reciben un diagnóstico equivocado únicamente porque son menos maduros. Esto plantea interrogantes importantes acerca de cómo se diagnostica a los niños y cómo evitar malinterpretar el comportamiento de niños que podrían estar teniendo dificultades para cumplir con las expectativas solamente porque son menores.
Los hallazgos obtenidos en estos estudios con grandes poblaciones de niños en Michigan, en Columbia Británica y más recientemente en Taiwán (páginas en inglés) son consistentes. Los niños más pequeños de la clase tienen más probabilidades de ser diagnosticados con TDAH que los de mayor edad: 60 por ciento en el caso de los niños y 70 por ciento en el caso de las niñas. El estudio de Taiwán mostró incluso que la prevalencia de niños a los que se les diagnosticó TDAH disminuyó mes con mes desde los más pequeños hasta los de mayor edad en la clase.
¿Qué podemos hacer para abordar este problema sin dejar de aseguramos de que los niños obtengan la ayuda que necesitan?
Cómo evitar un diagnóstico equivocado
La mayoría de los diagnósticos de TDAH son producto de niños que están teniendo dificultades para cumplir las expectativas de conducta y desempeño en la escuela. A todos los niños pequeños les cuesta permanecer sentados, prestar atención, esperar su turno, completar las tareas y evitar interrumpir. Cuando llegan a la edad escolar, la mayoría ha desarrollado habilidades para manejar estas cosas según se espera. Aquellos que no lo hacen, suelen ser identificados por los maestros que tienen gran experiencia tanto en el comportamiento típico como en el desarrollo infantil.
Sin embargo, el rango de edad de los estudiantes en un aula determinada puede abarcar todo un año, lo que significa que las diferencias del desarrollo entre los niños más pequeños y los de mayor edad pueden ser considerables. Por esto es tan importante que al evaluar a los niños para TDAH se compare su conducta con la de otros niños de su misma edad, no con la de todos los demás niños en su clase.
“Si un niño se está portando mal, si no presta atención, si no puede quedarse sentado quieto, puede que simplemente sea porque tiene cinco años y los otros niños tienen seis”, explicó Todd Elder, autor principal del estudio de Michigan. “Hay una gran diferencia entre un niño de cinco años y uno de seis años, y es necesario que los maestros y los médicos tomen eso en cuenta al evaluar si un niño tiene TDAH”.
Estas son otras “mejores prácticas” que se deben seguir para evitar diagnósticos erróneos:
Variedad de fuentes:
Un niño no debería recibir un diagnóstico de TDAH basándose únicamente en las observaciones de un maestro. Un médico que evalúe a un niño debe recopilar información de varios adultos, incluidos los maestros, padres y otras personas que pasen tiempo con él.
No únicamente en la escuela:
Para que un niño sea diagnosticado adecuadamente con TDAH, las señales y los síntomas que se asocian con el trastorno (falta de atención, impulsividad e hiperactividad) deben estar presentes en más de un entorno. ¿Son perceptibles en casa y en situaciones sociales, así como también en la escuela? ¿A sus padres les preocupa que sean tan impulsivos que puedan llegar a ser un peligro para sí mismos? ¿Tienen problemas para mantener amistades porque no pueden seguir las reglas, no pueden esperar su turno o porque hacen berrinches cuando no se salen con la suya?
Escalas de calificación:
Las escalas que completan los maestros y padres deben usarse para recopilar información específica acerca de la frecuencia de las conductas que asociamos con el TDAH y compararlas con otros niños de la misma edad, en lugar de atenerse a las impresiones generales.
Una historia rigurosa:
Para obtener una comprensión buena y a todo color de la conducta de un niño, un médico necesita saber cómo se ha desarrollado en el tiempo, observa el Dr. Matthew Rouse, psicólogo clínico en el Child Mind Institute. “¿Cómo era a los dos o tres o cuatro años? ¿Fue en kínder la primera vez que surgieron estos problemas o fue expulsado del preescolar porque no podía comportarse?”.
Nivel de impedimento:
La diferencia más grande entre los niños con TDAH y los que son inmaduros es probablemente el impacto que tiene su comportamiento en sus vidas. ¿Se encuentran en una espiral negativa en casa porque no parecen poder hacer lo que se les pide que hagan y los padres están muy frustrados? ¿No pueden participar en deportes porque no siguen las reglas? ¿Los excluyen de las citas de juegos?
El enfoque de esperar y ver
Si un niño está teniendo dificultades porque es inmaduro, las cosas pueden mejorar con el tiempo, a medida que él se adapta a las expectativas de una nueva clase.
“Algunos niños que comienzan el kínder pueden tener dificultades para adaptarse al nuevo entorno y a las nuevas reglas”, observa el Dr. Rouse. “Podría ser la primera vez que el niño ha estado en un entorno con tantos otros niños alrededor, y la primera vez que recibe órdenes de personas diferentes a sus padres”.
Darles a los niños tiempo para adaptarse es un motivo por el que el Dr. Rouse dice que cuando un niño presenta síntomas que parecen TDAH en el kínder, o cuando es su primer año en la escuela, él dará un diagnóstico provisional o un diagnóstico de “descarte” y volverá a evaluar al niño cuando tenga seis años.
Recomendaciones de tratamiento
Si bien la medicación ha demostrado repetidamente ser el tratamiento más efectivo para reducir los síntomas de TDAH, no es necesariamente el tratamiento de referencia para los niños más pequeños. La posibilidad de que el diagnóstico sea equivocado es un motivo por el que el Dr. Rouse recomienda la terapia conductual para los niños más pequeños con TDAH, en lugar de comenzar con medicamentos estimulantes.
De manera similar, la American Association of Pediatricians (en inglés) recomienda la terapia conductual llevada a cabo por padres y maestros como el tratamiento de primera línea para niños de cuatro a cinco años. Los medicamentos estimulantes se recomiendan únicamente si la terapia conductual no produce resultados y el niño sigue teniendo síntomas moderados a severos.
Retraso en el desarrollo del cerebro
Un motivo por el que la inmadurez se puede confundir con el TDAH es que el TDAH en sí se ha vinculado con un retraso en la madurez del cerebro. Un niño mayor con TDAH podría presentar conductas características de un niño más pequeño (y lo opuesto podría ser cierto si se tiene como referencia a los niños de mayor edad). Varios estudios importantes de neuroimágenes han demostrado retrasos en el desarrollo del cerebro en niños con TDAH.
En un estudio de 2006 de los National Institutes of Mental Health (en inglés), se exploraron los cerebros de varios cientos de niños durante un período de diez años. A medida que el cerebro madura, la corteza se engrosa y luego se vuelve a adelgazar después de la pubertad, cuando tiene lugar una poda en las conexiones para aumentar la eficiencia del cerebro. Los investigadores encontraron que lo que ellos llaman “maduración cortical” (el punto en el que la corteza alcanza el máximo grosor) se producía tres años más tarde en los niños con TDAH que en los niños del grupo de control: 10,5 años de edad en comparación con 7,5 años. Los niños que tenían TDAH también se quedan atrás de otros niños en el adelgazamiento cortical posterior.
Los investigadores observaron que las áreas del cerebro con mayor retraso son aquellas que “dan soporte a la capacidad para suprimir acciones y pensamientos inapropiados, enfocar la atención, recordar cosas de un momento a otro, trabajar por recompensas y controlar movimientos, funciones que suelen estar alteradas en personas con TDAH”.
También agregaron, de manera tentadora, que la única área que madura más rápido de lo habitual en niños con TDAH es la corteza motora. Al combinar eso con las áreas de madurez tardía de la corteza frontal, y el desajuste, podría explicar la inquietud que se asocia con el trastorno, sugirieron.
Luego, en 2013, un estudio que utilizó escaneos del funcionamiento del cerebro (en inglés), y no de su estructura, también encontró un retraso en la madurez en niños con TDAH. Ese estudio, de la University of Michigan, encontró que los niños y adolescentes con TDAH están retrasados respecto a otros de la misma edad en cuanto a la rapidez con la que los cerebros forman conexiones dentro de las redes cerebrales clave y entre ellas.
Específicamente, encontraron conexiones menos maduras entre lo que se llama “la red de modo predeterminado”, la cual controla el pensamiento dirigido internamente, y las redes que se concentran en tareas dirigidas externamente. Los investigadores proponen que este retraso en la conexión podría ayudar a explicar por qué los niños con TDAH encuentran que sus pensamientos se fugan, y por qué luchan por completar tareas y mantenerse concentrados.
Superar los síntomas del TDAH
Finalmente, sabemos que algunos niños logran superar los síntomas del TDAH a medida que se convierten en adolescentes y adultos jóvenes. Los síntomas hiperactivos e impulsivos suelen desaparecer en la adolescencia, mientras que puede que los síntomas de falta de atención sigan siendo un problema en la edad adulta.
Independientemente de si un niño tiene o no TDAH, si su conducta interfiere con el aprendizaje, con hacer amigos y ser parte de la familia, entonces necesita ayuda. Pero las terapias conductuales y los medicamentos que pueden hacer maravillas para los niños que tienen TDAH no son apropiados para los niños que tienen dificultades para cumplir las expectativas solamente porque son menos maduros que aquellos con los que se los compara.
También hay otros problemas que se pueden interpretar de manera equivocada como TDAH. Por ejemplo, la ansiedad y el trauma también pueden producir falta de atención y lo que parece impulsividad. Es por eso que es importante que los niños que tengan problemas de conducta sean evaluados minuciosamente: el diagnóstico cuidadoso y efectivo beneficia a todos.