Los síntomas de la depresión en las adolescentes pueden incluir aislamiento o pérdida de interés por cosas que antes disfrutaban. Otras señales son cambios en el estado de ánimo, como tristeza o irritabilidad, o cambios en el apetito, el nivel de energía, los patrones de sueño o el rendimiento académico.
Trastornos del estado de ánimo y las adolescentes
Por qué son más vulnerables que los adolescentes, y cuáles son los síntomas y señales de alerta.
Experto clínico: Ron J. Steingard, MD
in EnglishLo que aprenderá
- ¿Cómo luce la depresión en las adolescentes?
- ¿Cómo luce la ansiedad en las adolescentes?
- ¿Qué tratamientos existen para las adolescentes con trastornos del estado de ánimo?
Lectura rápida
Los niños de cualquier sexo pueden experimentar depresión y ansiedad. Pero en la adolescencia, las niñas son mucho más propensas a ser diagnosticadas con estos trastornos del estado de ánimo. Los expertos no saben a ciencia cierta a qué se debe, pero podría ser porque las niñas a veces adquieren antes la madurez emocional y pueden ser más sensibles emocionalmente.
Un signo temprano tanto de depresión como de ansiedad es retirarse de las cosas que solían disfrutar. Usted podría notar otros cambios en el estado de ánimo de su hija, como tristeza o irritabilidad. Las niñas con depresión pueden empezar a comer o a dormir mucho más o mucho menos. Puede que les vaya peor en la escuela. Las niñas con ansiedad suelen estructurar su vida en torno a evitar las cosas que les dan miedo, como las actividades nuevas o las situaciones sociales. Si usted nota que alguno de estos signos se interpone en la vida diaria de su hija y no desaparece con el tiempo, es posible que tenga un trastorno del estado de ánimo.
Si cree que su hija puede tener depresión o ansiedad, es importante que obtenga ayuda lo antes posible. Con el tiempo, los trastornos del estado de ánimo pueden tener repercusiones negativas en las relaciones y el éxito académico. A veces, los mismos síntomas pueden ser también signos de un problema de salud mental diferente, como un trastorno alimentario, autolesiones o consumo de drogas.
Un profesional de la salud mental puede ayudarlo a averiguar qué está pasando. Para la depresión y la ansiedad, el tratamiento más común es una terapia llamada terapia cognitivo-conductual (TCC). La TCC puede ayudar a las adolescentes a reconocer y cambiar los patrones de pensamiento negativos. Suele ser muy eficaz tanto para la depresión como para la ansiedad. A veces también se prescriben medicamentos antidepresivos junto con la terapia.
La ansiedad y la depresión ocurren tanto en hombres como en mujeres, pero en la adolescencia, las jóvenes corren mayor riesgo que los jóvenes. Antes de la pubertad, la prevalencia de los trastornos del estado de ánimo es casi la misma en niñas que en niños: del tres al cinco por ciento. Sin embargo, a la mitad de la adolescencia, las jóvenes tienen el doble de posibilidad de ser diagnosticadas con trastorno del estado de ánimo que los jóvenes, con una prevalencia en los mismos niveles que los adultos que va del 14 al 20 por ciento.
¿Por qué tanta disparidad en los trastornos del estado de ánimo? Al analizar los escáneres cerebrales hemos aprendido que hay diferencias en el modo en que las niñas y los niños procesan los estímulos emocionales. En términos de reconocimiento emocional, ellas maduran más rápido que ellos, y esa sensibilidad puede hacerlas más vulnerables a la depresión y la ansiedad.
Es posible que estas diferencias que se manifiestan en la pubertad se puedan atribuir a ventajas evolutivas: puede que las niñas estén preparadas para percibir los estímulos emocionales más temprano, debido a que era una ventaja para alimentar a los bebés. En el caso de los hombres jóvenes, considerando su papel de cazadores y protectores de la tribu, la capacidad de respuesta emocional podría haber sido un atributo importante que no necesitaban tener.
El argumento de que las diferencias en la sensibilidad emocional vienen ya programadas es subrayado por el hecho de que, aunque la vida de las mujeres ha cambiado claramente (con muchas más mujeres viviendo una vida del tipo A: profesional, competitiva, etc.) la tasa de depresión no ha disminuido. Incluso la participación de mucho más mujeres en los deportes y en otras actividades físicas intensas no ha reducido la tasa de depresión, aunque la actividad física es importante para el bienestar emocional y una manera eficaz de ayudar a iniciar la recuperación de alguien que está deprimido.
Síntomas de depresión en adolescentes
En la depresión de adolescentes, lo que las personas suelen notar primero es que la adolescente se aparta o deja de hacer las cosas que más le gustan. Podría haber otros cambios en su estado de ánimo, incluyendo tristeza o irritabilidad. O en su comportamiento, en su apetito, nivel de energía, patrones de sueño o desempeño académico. Si varios de estos síntomas están presentes, hay que estar alerta ante la posibilidad de que se manifieste la depresión.
Esto es particularmente importante porque para el momento en que los familiares y otras personas alrededor de la adolescente se den cuenta de su falta de interés en la mayoría de las cosas, o lo que denominamos anhedonia (incapacidad de sentir placer), por lo general ya habrá pasado algún tiempo deprimida. La depresión es un trastorno de internalización, es decir, uno que perturba la vida emocional del paciente, más que uno de externalización, que se manifiesta en forma de comportamiento disruptivo o problemático. Como tal, se requiere algún tiempo para que los demás la reconozcan y, con frecuencia, para que la propia paciente se dé cuenta de que su pensamiento y sus respuestas emocionales están alterados.
Hay que tener en cuenta que, de hecho, hay dos clases de depresión. En el trastorno depresivo mayor (la forma más común de depresión) el conjunto de síntomas que definen la depresión se produce en lo que pueden ser episodios graves que tienden a durar de siete a nueve meses. Pero también hay otra forma de depresión llamada distimia o trastorno depresivo persistente, en el que los síntomas son más leves, pero duran más, a veces hasta años. Por lo tanto, si bien la experiencia de la distimia puede ser menos debilitante para la joven en un momento determinado, el riesgo es que se acumulen más daños, y pase más tiempo en el que se mantiene fuera del proceso de desarrollo saludable.
Síntomas de ansiedad
La ansiedad es un sistema de adaptación normal que le permite al cuerpo darse cuenta cuándo está en peligro. Pero la ansiedad se convierte en un problema cuando no guarda proporción con la situación e interfiere con la capacidad de la persona para funcionar. Una adolescente con ansiedad podría dejar de hacer ciertas actividades porque está demasiado asustada o ansiosa, y su ansiedad no desaparece cuando alguien la consuela o tranquiliza.
Una adolescente que ha experimentado ansiedad desde la infancia puede haber construido un estilo de vida alrededor de sus ansiedades: las actividades y entornos que elige y los que descarta, las amigas con las que se siente cómoda, las expectativas y límites que ha puesto en su familia, y los amigos y maestros que acepta. Por eso, cuanto más tiempo haya vivido un niño con ansiedad, y cuando ya haya desarrollado mecanismos de afrontamiento poco saludables para manejarla, resulta más difícil tratar la ansiedad.
Por qué es esencial la intervención temprana
Cuando una niña está deprimida o ansiosa, su sufrimiento no es la única razón para ayudarla.
Además de los trastornos en sí mismos, existen otros efectos adicionales que podrían provocar dificultades a lo largo de la vida. Con la depresión viene una baja de energía y concentración limitada: dos factores que muy probablemente tendrán un impacto negativo en su funcionamiento social y académico.
Es fácil ver los efectos de un mal funcionamiento académico: quedarse rezagado en la escuela deteriora la seguridad y autoimagen de los niños, y puede afectar su futuro si se prolonga. Pero el aprendizaje social es tan importante como el aprendizaje académico en la infancia y la adolescencia. Es el momento en que una niña normalmente está aprendiendo cosas como ser una hija, una hermana, una amiga. Si experimenta depresión o ansiedad, es posible que se pierda o se retrase en este tipo crucial de aprendizaje. Estos déficits no solamente la colocan en una posición de rezago en relación con sus pares, sino que también pueden agravar la depresión o la ansiedad.
Otros trastornos
Es importante comprender que a menudo la ansiedad y la depresión se presentan al mismo tiempo, pero pueden necesitar ser tratadas como dos trastornos por separado. Es más probable que la ansiedad ocurra sin depresión, a que la depresión ocurra sin ansiedad. Puede ser que la depresión conduzca a la ansiedad, pues el estado mental negativo de una adolescente deprimida se presta a la incertidumbre. Cuando uno no se siente bien consigo mismo, ni se siente confiado, seguro o a salvo, la ansiedad podría encontrar un campo fértil. También puede deberse a que las regiones del cerebro afectadas por la ansiedad y la depresión están muy cerca y se afectan mutuamente.
Dos problemas serios que están directamente asociados con la depresión y ansiedad en adolescentes son el pensamiento (o la conducta) suicida y el abuso de sustancias. El suicidio es la tercera causa principal de muerte entre adolescentes y jóvenes adultos de 15 a 24 años, y sabemos que la mayoría de los jóvenes que cometen suicidio tenían alguna condición psiquiátrica. Las adolescentes que están especialmente en riesgo son aquellas que esconden su depresión y ansiedad de sus padres y amigos. Es por ello que es muy importante mantenerse alerta a las señales de estos trastornos (retraimiento, cambio tanto en el desempeño escolar, como en los hábitos alimenticios, patrones de sueño o cosas que disfruta hacer), incluso cuando las adolescentes no comuniquen lo que sienten. Asimismo, la mayoría de las adolescentes que desarrollan problemas de abuso de sustancias también tienen un trastorno psiquiátrico, incluyendo más comúnmente la ansiedad y la depresión: otra razón importante para que sean tratadas a tiempo.
Otros dos problemas asociados a los adolescentes (que son más frecuentes en las niñas que en los niños) son los trastornos alimentarios y la autolesión o automutilación. Aunque ambos pueden coexistir con la depresión, no está sustentado con investigación la suposición común de que son causados por la depresión. Las jóvenes con trastornos alimentarios a menudo no muestran señales de depresión. De hecho, a menudo son adolescentes con un alto rendimiento, competitivas, que tienen una imagen distorsionada de su cuerpo, pero no síntomas de depresión. De manera similar, los comportamientos autolesivos son un tipo de mecanismo de afrontamiento disfuncional en el que se involucran las jóvenes para aliviar el dolor emocional o aletargamiento que han desarrollado a consecuencia de ese dolor. Puede ocurrir y verse complicado con el trastorno del estado de ánimo, pero se piensa que no es un resultado de este. Los antidepresivos, la medicina elegida para los trastornos del estado de ánimo, por lo general no alivian los trastornos alimentarios o las autolesiones, los cuales reciben un tratamiento diferente.
Tratamientos para la ansiedad y la depresión
Afortunadamente, la participación temprana de los profesionales de la salud puede acortar el periodo de enfermedad y aumentar la probabilidad de que la adolescente no se pierda lecciones de vida importantes.
El tratamiento más comúnmente utilizado por los profesionales de la salud mental es una forma de terapia cognitivo-conductual y, dependiendo de qué tan joven es la niña, puede que se requiera también capacitación para los padres. La terapia cognitivo-conductual o TCC (CBT, por sus siglas en inglés) está basada en la idea de que una persona con trastornos del estados de ánimo está atrapada en un patrón de pensamientos negativos. Las jóvenes deprimidas tienden a evaluarse a sí mismas negativamente, interpretan las acciones de los demás de forma negativa y asumen un resultado lo más oscuro posible de las cosas. De manera similar, una joven con ansiedad se siente abrumada por el temor a obtener resultados negativos mucho tiempo antes de que las cosas ocurran. Con la TCC enseñamos a las pacientes y las entrenamos para que dejen de pensar así. En muchos casos vemos una mejoría real de las adolescentes con depresión y ansiedad.
Si la ansiedad o la depresión es moderada a severa, el tratamiento puede incluir antidepresivos. Tanto para la ansiedad como para la depresión funciona mejor una combinación de psicoterapia y medicamentos que cualquiera de estas dos opciones por separado.
Conozca más sobre tratamientos para la ansiedad y la depresión.
Preguntas frecuentes
Las adolescentes con ansiedad suelen organizar su vida para evitar las cosas que les dan miedo, como las actividades nuevas o las situaciones sociales. La ansiedad, y el aislamiento que puede acompañarla, pueden tener consecuencias negativas en la escuela y en casa.
El tratamiento más común para la depresión en las adolescentes es un tipo de terapia cognitivo-conductual. Si la ansiedad o la depresión van de moderadas a graves, el tratamiento puede incluir medicamentos como los antidepresivos. Una combinación de terapia y medicación suele funcionar mejor que cualquiera de las dos por separado.
El tratamiento más común para la ansiedad en las adolescentes es un tipo de terapia cognitivo-conductual. Si la ansiedad o la depresión van de moderadas a graves, el tratamiento puede incluir medicamentos como los antidepresivos. Tanto para la ansiedad como para la depresión, una combinación de terapia y medicación suele funcionar mejor que cualquiera de las dos por separado.
Hay dos problemas graves directamente asociados a la depresión y la ansiedad adolescentes: las autolesiones y el consumo de sustancias.