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Estrategias para que las vacaciones de verano sean un éxito

Consejos para que el tiempo de inactividad de tus hijos sea más relajante para todos.

Escrito por: Beth Arky

Experto clínico: Clark Goldstein, PhD

in English

La mayoría de los niños se emocionan al final del año escolar, al anticipar los días que vendrán de descanso y de dormir hasta tarde, pero la perspectiva de las vacaciones de verano no es exactamente ese placer infinito para los padres. Y si tienes un hijo con problemas emocionales o del desarrollo que implican un desafío para tu familia, nada requiere más de esos poderes especiales que podrías tener, que el largo receso escolar que te espera.

A todos los niños les va mejor con la estructura y la rutina, pero aquellos que tienen algún problema de salud mental como ansiedad, TDAH y trastornos del espectro autista dependen aún más de esa “zona segura” predecible que proporciona la escuela. Sin ella, son más propensos a la ansiedad, a las conductas desafiantes y a los berrinches. Para los padres que están a cargo de su cuidado, “las vacaciones” pueden ser cualquier cosa menos eso.

Estos son algunos consejos para ayudarte a mantener organizado a tu hijo y que así el verano sea lo más gratificante posible para todos en la familia.

Mantén el horario

Aunque no es posible reproducir la estructura que proporciona la escuela, es útil mantener el horario escolar tanto como sea posible, incluidas la hora de comer y de acostarse. Puede ser muy tentador dejar que tus hijos se queden despiertos hasta tarde, y por lo tanto duerman hasta más tarde, especialmente los fines de semana (cuando tú también quieres hacer lo mismo). Pero a la larga, seguir el mismo horario vale la pena, ya que tu hijo se siente más cómodo y, por lo tanto, está más cooperador.

Hazlo visual

Los niños que progresan con la previsibilidad y que son propensos a entrar en pánico por las transiciones —incluidos quienes están en el espectro del autismo— se benefician de los horarios que describen lo que sucederá durante el día (es decir, 7 de la mañana: despertarse, ir al baño, lavarse la cara… 8 de la mañana: desayuno…). Dependiendo del nivel de desarrollo de tu hijo, las imágenes simples también pueden ayudar.

Haz planes

Trata de programar tantas actividades como puedas, lo antes posible, y mantén informados a tus hijos. Esto puede incluir cualquier cosa, desde “iremos el jueves a las 5 de la tarde a cenar donde la tía Mary”, hasta tener una rutina establecida en la que todos los días, si el clima lo permite, irán al parque de juegos o a la piscina. Incluso una de estas actividades se podría convertir para los niños en una especie de centro de gravedad, por así decirlo, alrededor de la cual se puede estructurar el resto del día.

Tal vez sea difícil hacer citas de juego con los niños que tienen dificultades para socializar con sus compañeros, pero algunos padres han tenido éxito a través de grupos de Yahoo! y de Meetup y otros sitios en línea. Allí, podrías conocer a otros padres afines, sin prejuicios, que entienden a tu hijo y que no se ofenderán si una cita de juegos tiene que ser interrumpida. Por supuesto, si tienes la suerte de tener miembros de t familia que son excelentes con tu hijo, no dudes en aceptar las ofertas de ayuda.

Estar al aire libre

La casa se puede convertir en un capullo seguro, especialmente para los niños con problemas sensoriales, que podrían sentirse abrumados por imágenes y sonidos excesivos, o aquellos que tienen problemas con las interacciones sociales. Pero ningún niño debería pasar horas frente a una pantalla. El padre de un niño de 9 años con trastorno negativista desafiante nos dice que depende del campamento para sacar a su hijo fuera de la casa, así como para proporcionarle estructura y rutina. “Sin el campamento”, dice Steve, su hijo Michael “se sentaría frente al televisor o jugaría en su Nintendo DS hasta que se le cayeran los ojos”. Incluso si el campamento no está dentro de tus posibilidades, trata de encontrar algo que le guste a tu hijo (salir a pasear en bicicleta o en scooter, jugar a perseguirse o chapotear en la piscina comunitaria, en el parque acuático o en la playa), y háganlo.

Además, la actividad física es buena para la mente, el cuerpo y el espíritu de todos, especialmente para aquellos niños que tienen mucha energía.

Mantener, o crear, un sistema de comportamiento

Niños y adolescentes particularmente actúan a veces como si quisieran estar a cargo. Pero la verdad es que se sienten más seguros cuando saben exactamente qué es lo que se espera de ellos y cuáles son las recompensas por un buen comportamiento. Esto es más cierto que nunca durante las vacaciones de verano, que parecen ser interminables y sin límites. Elige los dos o tres comportamientos positivos que más te interese ver fortalecidos en tu hijo y refuérzalos de manera constante. Y como contraparte trata de ignorar los comportamientos negativos tanto como puedas. Esto les enseña a los niños los beneficios del comportamiento deseado, y que el mal comportamiento no les proporciona nada, ni siquiera atención negativa. Un cuadro con pegatinas o calcomanías para llevar un seguimiento de las tareas realizadas puede hacer maravillas como refuerzo positivo para los niños en edad preescolar. Y recuerda: si has establecido límites, como por ejemplo 30 minutos al día de tiempo de computadora, debes apegarte a ellos.

Busca apoyo

Los padres de niños con problemas del desarrollo, emocionales o de comportamiento a menudo se sienten aislados y solos. Puede ser difícil ver a todos los demás niños del vecindario partir hacia un campamento al que los suyos no pueden acudir. Esos niños no sólo están consolidando amistades que pueden haber formado durante el año escolar, también lo están haciendo sus padres. No te sientas mal si tienes la posibilidad de programar una niñera un día para pasar tiempo con amigos. Hazlo, eso te ayudará a no sentirte aislado, y tu bienestar es fundamental para cuidar a tu hijo.

Si no puedes pagar una niñera, los amigos cercanos con o sin hijos también pueden brindar una buena compañía y apoyo a los padres, incluso si mamá o papá tienen que estar supervisando y disciplinando. Siempre es bueno tener un adulto adicional o incluso un niño mayor cerca para que te ayude a vigilar a tu hijo.

Replica las rutinas del hogar, incluso cuando viajes

Sally, cuyo hijo de 8 años, Charlie, tiene Asperger, ofrece algunos consejos muy prácticos para planificar una escapada familiar. Alojarse en un hotel y comer en restaurantes “generalmente es un desastre”, dice ella, debido a todo el cambio y la estimulación adicional. En cambio, descubrió que rentar un apartamento en línea funciona mejor, porque puedes replicar las rutinas del hogar. Muchas otras familias hacen lo mismo. Sally lleva productos no perecederos y varias comidas preparadas, y se asegura de que haya una tienda cerca con cosas como leche, jugo y fruta. “Tener que cocinar y comprar no es exactamente una vacación —dice— pero es mucho más tranquilo” que tratar de salir a comer fuera.

Trabaja con las fortalezas e intereses de tu hijo

Cuando el hijo de Steve, Michael (quien es un niño con el trastorno negativista desafiante) tenía 5 años, asistió a un campamento de día al que fueron muchos de sus compañeros de clase en la escuela del vecindario. El lugar tenía un espacio densamente arbolado, por lo que era muy importante desde el punto de vista de la seguridad que Michael permaneciera con su grupo. Cuando el niño comenzó a alejarse, Steve recuerda: “Los consejeros lo reprendieron de tal manera que lo que desencadenó fue una gran cantidad de comportamiento negativista desafiante”.

“El campamento nos dijo que ellos no tenían los medios para asignar a un miembro del personal que lo estuviera siguiendo para asegurarse de que se mantuviera con el grupo”, continúa Steve. En resumen, “no podían asumir la responsabilidad de tenerlo allí”.

Pero Steve descubrió que si el campamento es un poco más estructurado y orientado a sus fortalezas e intereses, puede ser excelente para Michael. Hoy, Michael está ocupado durante todo el verano en una serie de campamentos para niños sin retrasos del desarrollo que lo mantienen interesado con cosas como Lego Robotics y el patinaje en monopatín. Aunque a Michael por lo general le va bien en estos campamentos, Steve se asegura de mantener abierta una línea de comunicación con el personal para que cualquier problema potencial que involucre a su hijo pueda “resolverse antes de que lo echen”.

Identifica las ansiedades de tu hijo

El verano puede significar asistir a un campamento, realizar nuevas actividades y tener que seguir instrucciones de parte de diferentes figuras de autoridad, todo lo cual puede ser estresante. Primero, dice el psicólogo Clark Goldstein, debes descubrir cuáles son los temores de tu hijo, ya sea separarse de ti o que le hagan un ‘strikeout’ en el béisbol. Si esto se te dificulta, prueba hacerle preguntas abiertas. En lugar de plantear una pregunta de sí o no, como “¿te preocupa el campamento?”, pregunta “¿cómo te sientes de ir al campamento?”. Una vez que lo sepas, puedes animarlo a enfrentar su miedo. El objetivo es enseñarle que sentirse ansioso es incómodo, pero que la ansiedad disminuirá si se esfuerza y sigue adelante.

Darle tiempo a los niños niño para que se adapten

Una técnica llamada exposición gradual es una buena manera de aliviar la ansiedad de un niño acerca de una nueva experiencia. Por ejemplo, dice el Dr. Goldstein, si el niño tiene ansiedad por separación o ansiedad social (le preocupa no agradarle a los demás o quedar en vergüenza en el béisbol), tú te podrías quedar a ver todo el primer partido. La próxima vez, podrías retroceder y sentarte más lejos o irte a una hora determinada. Eventualmente, podrás dejar a tu hijo solo, quien ya se sentirá cómodo. También puede ser útil darles un poco de información a quienes trabajan con él, sin traspasar tus límites. Tu objetivo es preparar a tu hijo para el éxito. Eso incluye asegurarte de que todos los adultos a cargo estén en la misma página.

Prepárate para algunos momentos difíciles

Incluso con los planes mejor trazados, podrías ver cierta regresión y un empeoramiento del comportamiento durante las vacaciones. No te culpes por no poder evitarlo mágicamente. Y prepárate para mantener tu posición de la manera más tranquila, firme y constante posible. Gritar o reaccionar de manera física sólo empeora las cosas, y ceder sólo le enseña a tu hijo que si él grita lo suficientemente fuerte, obtendrá lo que quiere.

Shannon Des Roches Rosa, madre de Leo, quien es un niño de 10 años que tiene autismo, escribe en el blog de Thinking Person’s Guide to Autism (en inglés) que él “está acostumbrado a la supervisión y participación uno a uno durante todo el día, y yo no puedo ni remotamente proporcionar el tipo de rutina y estimulación que él anhela, sin importar a cuántos campamentos y visitas a la casa de los abuelos envíe a sus hermanas. Intento mantener a Leo ocupado, y tengo mucho apoyo, y además tener un iPad ayuda, pero todavía me preocupa que, como ha sucedido en los veranos anteriores, esto no sea suficiente, y que el comportamiento y las habilidades de Leo se sigan desvaneciendo hasta que la escuela se reanude a finales de agosto”.

Sin embargo, aunque Shannon sigue “temerosa del verano” también ve un gran potencial, especialmente para Leo, quien es un nadador autodidacta que disfruta de tomar el sol en la piscina familiar. ¿No hay piscina en el patio? Es posible que descubras que tu hijo está igual de feliz jugando a mojarse con una manguera y ganando descargas de música por su buen comportamiento. Y si puedes mantener un sentido de diversión, habrá muchos momentos de aprendizaje y desarrollo del tipo que nunca sucederán en un salón de clases.

La última revisión de este artículo se realizó el 26 de septiembre de 2024.